Diario de León
Publicado por
RAFAEL TORRES
León

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MILLONES de personas duermen con niños en el mundo, y aquí mismo hasta hace poco, antes de que entraran en España las primeras nociones de higiene, modernidad y confort, era corriente que en la estrechez de las viviendas, en las grandes urbes sobre todo, compartieran lecho los adultos y los menores de las familias humildes. La necesidad obligaba y obliga a arracimarse para el reposo a los grupos humanos, pero la necesidad de Michael Jackson de yacer con infantes es, me temo, de muy distinta índole. Es público y notorio que el multimillonario cantante de color desvaído e indefinible es un tarado mental, un tipo que no sabe si es blanco o si es negro, que se bate compulsivamente contra el paso del tiempo con un enorme y recurrente bisturí, y que, esto es lo más grave, mantiene una tortuosa e infame relación con los niños pequeños, empezando con los suyos propios. A estos, gestados en vientres de alquiler pues el cantante aborrece a las mujeres, les ha negado el bien esencial e inmarcesible de una madre, y los exhibe con antifaces, máscaras y velos so capa de hurtarles de las cámaras y de la curiosidad pública. De su relación con los niños, con los suyos y con los ajenos, sólo le interesa eso, su relación con ellos, entendida ésta como un ejercicio de vampirismo, para extraerles el jugo de la infancia, de la inocencia y del candor, es decir, devastándoles, robándoles, prostituyéndoles. El dinero que todo lo puede, sobre todo en un país donde como el suyo las diferencias de fortuna son abismales, le ha permitido hasta ahora profanar el recinto sagrado de la infancia cuantas veces ha querido, pues los padres de sus víctimas olvidaban el sufrimiento de los hijos a cambio de un montón de dólares, pero ahora, al parecer, la fiscalía ha actuado de oficio y es la sociedad la que a cambio de tres millones le permite continuar disfrutando de impunidad. Michael Jackson es, como abusador de niños, sólo presunto todavía, pero si está acreditada, lo estuvo siempre, la perturbación de sus facultades mentales. Un loco con dinero, con un montón de traumas infantiles y con una disneylandia donde invitar a los niños a un pic-nic con su macabra soledad.

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