Diario de León

Niñas a subasta

Comprar media docena de niñas vírgenes cuesta en España 25.000 dólares. El libro «El año que trafiqué con mujeres» pone al descubierto el mercado español sobre el sexo

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Antonio Paniagua - madrid
León

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El mercado del sexo es despiadado. Comprar media docena de niñas vírgenes de 13 años cuesta en España 25.000 dólares. Hacerse con una nigeriana y su hijo vale 17.000 dólares, mientras que adquirir a una rumana puede salir por 8.000. Todas estas vilezas están recogidas en el libro El año que trafiqué con mujeres (Temas de Hoy), del que es autor Antonio Salas, pseudónimo tras el que se oculta un periodista que se ha adentrado con cámara oculta en el mundo de la prostitución. El autor de reportaje revela la existencia de estrechos vínculos entre el negocio del sexo y la ultraderecha española. Salas, que ya se infiltró en el movimiento neonazi, experiencia que contó en el libro Diario de un skin , aporta nombres, datos y fechas para documentar su obra. Su trabajo al menos ha servido para desmontar tres redes de trata de blancas y enviar a la cárcel a un proxeneta nigeriano que intentó venderle a una compatriota por 17.000 dólares. Sunny, que así se llama el chulo, fue encerrado junto con otras 17 personas que formaban parte de una organización criminal en Murcia. El «topo» revela cosas insospechadas. Así, el presidente de la Asociación Nacional de Empresarios de Locales de Alterne (Anela), José Luis Roberto, es el responsable de España 2000, un grupo de ultraderecha de orientación xenófoba y racista. Según la presidenta de la organización feminista Alecrín, Ana Míguez, que participó en la presentación de libro, esta patronal del sexo está promoviendo entre las mujeres que explota un sindicato de prostitutas. Roberto es un hombre de ideas flexibles: mientras como dirigente político ha convocado manifestaciones contra los inmigrantes, como empresario recluta para sus prostíbulos a muchachas extranjeras. No es la única sorpresa con la que se encontró el autor del libro. Durante el tiempo que se hizo pasar por proxeneta, supo de «famosos empresarios, políticos y presentadores de televisión que también eran propietarios de burdeles». Para Carlos Botrán, comisario jefe de la Brigada de Redes de Inmigración, España es un país de destino y de tránsito de mujeres que engrosan las filas de la prostitución. Según el policía, el año pasado se desmantelaron 192 redes y se liberaron a cerca de 1.600 mujeres que pertenecían atrapadas por las mafias. En ese turbio ambiente, ocurren situaciones abominables. Antonio Salas llegó a concertar incluso la compra de seis menores procedentes de familias pobres de Chiapas (México), al precio de 25.000 dólares. La condición sine qua non para cerrar la operación es que fueran vírgenes. «Todas las mesalinas que he conocido recuerdan con cierta añoranza sus países de origen y aceptan entusiasmadas una conversación cálida sobre la gastronomía, la Historia, la música o la cultura de su patria», escribe el periodista. Papeles Según el comisario Botrán, la Policía está intentando desarticular grupos mafiosos ofreciendo a las prostitutas extranjeras la posibilidad de obtener papeles para residir en España o poder volver a sus países de origen. Gracias a esta medidas, 600 mujeres han regulado su situación y denunciado de paso a sus explotadores. En el mercado del sexo, que en España mueve 18.000 millones de euros anuales, hay secuestros, violencia, extorsiones y horarios maratonianos de trabajo. Salas conoció el caso de Nadia, una mujer que fue secuestrada a los 17 años por una red que tenía su cuartel general en Moldavia.

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