Diario de León
Publicado por
CONSUELO SÁNCHEZ VICENTE
León

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QUE EL EX DIRIGENTE de ETA Xabier Zugalde no haya sido detenido tras romper los precintos que la policía vasca había puesto en la puerta del museo municipal de Artea, después de que el Gobierno vasco y el alcalde de la localidad prohibiesen la exposición sobre ETA que el ex etarra inauguró finalmente el pasado sábado, resulta difícil de creer incluso en esta España nuestra en la que la ley está a años luz de ser igual para todos. Si a usted o a mí, simples imbéciles que pagamos nuestros impuestos, se nos ocurre romper un precinto policial, dormimos en comisaría. Pero, detener a un ex etarra por romper un precinto policial para hacer exaltación del terrorismo, ¡por Dios!, ¡Hasta ahí podíamos llegar! Algo así, que en España sólo es difícil de creer, en cualquier país normal o medio normal sería sencillamente inconcebible. Vamos, que no llegaría a ocurrir. O, al menos, no impunemente. Pero, en este país, el cumplimento de la ley sólo parece exigible, y es de hecho exigido por la autoridad competente con toda contundencia, a los tontos que como usted y yo nos creemos el cuento de la buena pipa de que las leyes están hechas para cumplirlas. Las leyes, en España, están hechas para echar de su casa a las viejecitas que se olvidan de pagar una mínima parte del alquiler porque se lían con las cuentas en euros y no pueden pagarse un bufete de abogados como el de los Albertos que las defiendan de los jueces. O para que el presidente del Parlamento Vasco, Juan María Atutxa, se cisque en las sentencia del Tribunal Supremo que le obliga a disolver el grupo parlamentario de la ilegalizada ex Batasuna, en esta ocasión, ni siquiera con cargo a su propio pecunio sino a cuenta del erario público. O, como acabamos de ver, para que un ex etarra haga «muestras didácticas», que es como ha denominado Zumalde a su engendro, en el museo municipal cuya explotación adjudicó el Ayuntamiento vasco en concurso público a su esposa, la también ex etarra Sabina Ibartua, para difundir «la historia del caserío vasco». Lo que personalmente me resulta difícil de creer, como pueden imaginar, no es que alguien así se salte la ley, sino que, una vez más, y otra vez con ETA de por medio, el Gobierno vasco no se la haga cumplir para evitar males mayores, y no pase nada. Así de enferma está esta sociedad nuestra, amigos.

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