Diario de León

VENTANA ABIERTA

La reconstrucción del PP

Publicado por
ANTONIO PAPELL
León

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EL INESPERADO desalojo del Partido Popular del poder decidido por el electorado el 14-M fue abrupto y traumático para quienes, tras desarrollar una gestión aseada y sin percatarse plenamente de sus propios errores, creían asegurada la continuidad. El planteamiento de la sucesión de Aznar, que se pensó bien amarrado toda vez que tenía lugar en una coyuntura teóricamente favorable para la mayoría, desembocó en desastre, y la estrategia del tránsito se derrumbó precipitadamente. Rajoy, apenas afirmado en el cargo por el dedo de Aznar, no consiguió su legitimación en las urnas, y la maquinaria del partido, preparada para seguir gobernando, quedó en evidencia y necesitada de una rápida transformación para cumplir cabalmente la tarea, bien distinta, de hacer oposición. En estas circunstancias, se volvía urgente la celebración de un congreso de reafirmación y reconstrucción del partido, congreso que tendrá efectivamente lugar en los primeros días de octubre. Pero el PP está seriamente dañado y necesita una reconstrucción: la última etapa de la pasada legislatura, en la que Aznar, ensoberbecido por la mayoría absoluta, emprendió en solitario un vuelo visionario que lo desconectó por completo de la realidad y de la ciudadanía, ha dejado secuelas. Josep Piqué lo decía ayer diplomáticamente en una entrevista publicada en Madrid: «El PP debe reflexionar sobre por qué en unos momentos muy concretos se generó un voto anti-PP en sectores muy heterogéneos de la sociedad». Acebes y Zaplana, valores acreditados, representan sin embargo el pasado, aunque sea por omisión. Acebes en concreto personifica dramáticamente el naufragio del PP en las difíciles horas que mediaron entre los atentados del 11-M y la derrota electoral, y resultará muy difícil que su imagen inspire el impulso renovador, la discreta rectificación, la consecución de un estilo más conciliador y amable. Alberto Ruiz Gallardón, en cambio, representa el envés de lo que fue Aznar: la moderación ideológica, la capacidad de seducción, el escepticismo creativo que rehúye los dogmas y trata en todo momento de acomodarse a las demandas de la ciudadanía. Es conocido que Gallardón aspira a sustituir a Rajoy, y esta ambición puede ser un obstáculo para su promoción interna, pero el líder del PP podría seguramente dormir más tranquilo si tuviera a su principal antagonista en su equipo que si el alcalde de Madrid continuara como hasta ahora al margen del aparato y en reserva, aguardando su oportunidad. La reconciliación del centro-derecha con la ciudadanía requiere, en primer lugar, la adopción de un 'talante' -palabra desgastada pero expresiva- más acomodaticio y amable, sin el menor atisbo de arrogancia. Y, en segundo lugar, la recuperación de ciertos lugares comunes -de consenso- muy estabilizados en el conjunto de los valores colectivos, mediante un movimiento intelectual que ha de incluir la adaptación del PP a los impulsos actualmente predominantes, que contienen, además de la rectificación en política exterior, un nuevo avance en el desarrollo autonómico y una reforma constitucional limitada. En suma, el líder popular debe aceptar, tanto en el terreno gestual como en el dogmático, la recomendación de Piqué: «Sería un error -dice el político catalán en la mencionada entrevista- ver a Mariano Rajoy meramente como la continuidad de Aznar. Rajoy tiene que ser Rajoy». Sucede sin embargo que Aznar, aunque voluntariamente apartado del liderazgo del PP, no ha desaparecido de escena. Y es evidente que Rajoy no podrá ser él mismo en tanto no se libere de esta tutela. De su capacidad para emanciparse, de su decisión de emprender las debidas rectificaciones y mudanzas dependerán el futuro del PP y el suyo propio. Éste sigue siendo, todavía, el gran dilema que ha de encarar el principal partido de la oposición.

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