Diario de León

Gente de aquí y de allá | Hipódromo por fuera, clínica por dentro

El caballo que susurraba a los niños

Javier Imbroda, anterior seleccionador nacional de baloncesto, participa en una sesión de terapia ecuestre para discapacitados en El Caserío, por invitación de la Fundación Carri

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Miguel Ángel Zamora - villarrodrigo de las regueras
León

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Chocolate era un poney de año y poquito, cuya función única en la vida, hasta hace poco, era retozar y tratar de hacerse mayor (que no grande). Fue presentado como compañero particular de juegos a un niño autista, al que un doctor de Madrid no había conseguido arrancar una sola palabra en dos años. En pocos días, el niño habló. El primer vocablo que pronunció fue Chocolate . Las excelencias de la hipoterapia, una nueva ciencia con la que se sanan enfermedades gracias a los caballos, dejaron boquiabierto ayer en León a Javier Imbroda. El penúltimo seleccionador nacional de baloncesto se reconoció «impresionado por el valor humano que tiene un proyecto de esta envergadura». Se trata de mejorar la interrelación de los niños discapacitados con su entorno a través de ejercicios ecuestres. Sólo hay seis centros más de estas características en todo el país, en Madrid, Barcelona y Cáceres, y la experiencia funciona. El movimiento que transmite el caballo al jinete mejora la fisiología de este tipo de enfermos, estimula la concentración y la percepción de estímulos externos, y hasta la transmisión de calor del animal al niño, se revela como un importante catalizador que mejora sus condiciones de vida. No hay medicamento igual. «Ya tenemos un año de vida. Hay 30 caballos, 65 niños en la escuela de equitación, 22 discapacitados y los campamentos de la zona de La Bañeza». Santos Llamas preside la Fundación Carriegos, y está orgulloso de lo que le rodea en El Caserío. «Hemos conseguido hacer realidad el sueño de que los niños puedan palpar el medio rural». «No ha habido empresa a la que nos hayamos acercado que nos haya rechazado. Si no fuera así, no tendría sentido la Fundación en sí». Sacar adelante un proyecto de estas características, que ha movido cerca de dos millones de euros, requiere ayudas, y las públicas no deben quedarse atrás, pero hay un camino por recorrer en ese asunto. Más iniciativas: «Me gustaría que la granja-escuela fuera una realidad el próximo verano. Son actividades que se reparten por estaciones, y así, el niño puede contemplar in situ las mismas actividades que esos mismos días se están haciendo en nuestros pueblos». Imbroda cubrió acelerado el resto de la agenda de la tarde, una firma de su libro en El Corte Inglés de La Chantría, y una conferencia en el Colegio Leonés. En lo que Llamas se preparaba para atender el resto de sus obligaciones, el mini-bus de los chavales fue recogiendo a los más rezagados. Y en Villarrodrigo se hizo de noche y bajaron la temperatura y la luz. Caballos en la niebla.

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