El sida y el tabaco

A NO POCOS ciudadanos, fumadores y no fumadores, les parece que el modo de combatir el hábito de fumar que tiene el Gobierno se acerca a la saña paranoica y disparatada. Pero muchos otros aplauden este modo de proceder, porque creen que la mejor manera de combatir los efectos perniciosos del tabaco es ir contra el hábito de fumar. Estos ciudadanos anti-tabaco reconocen que la legislación que acosa, persigue y pretende acribillar a multas a los fumadores es contradictoria con que se siga permitiendo la fabricación, distribución y consumo de esta sustancia; pero justifican esta incoherencia por los ingentes ingresos que la Hacienda pública percibe de los fumadores, que damos al erario público más de un billón de las antiguas pesetas cada año: el tabaco es el producto con mayor carga fiscal, por encima incluso de los carburantes. Los apóstoles anti-tabaco elogian al Gobierno porque concentra sus esfuerzos en combatir el hábito de fumar antes que establecer una prohibición que al final reproduciría la célebre Ley Seca americana: la gente no dejó de beber, y se dio origen a mafias que aún padecemos, hoy reconvertidas a la droga o las armas. A los cruzados les parece que combatir el hábito es la demostración de que el Gobierno va en serio. Pues bien, no deja de ser trágicamente sarcástico que se haya conocido el cuadro espeluznante de sanciones contra los fumadores justo el Día Mundial contra el Sida, porque en este caso el Gobierno huye como de la peste del combate contra los comportamientos de riesgo. Como se sabe, la transmisión del virus del sida por vía sexual se conjura con el cien por cien de efectividad si se mantiene relación monógama estable con persona no infectada. Es lo que alguien ha llamado el ABC de la prevención: A de abstinence, B de be faithful (ser fiel) y C de condom. Pero el Gobierno sólo habla del condón, con los resultados que se conocen. Un solo país en el mundo, Uganda, puso en marcha una campaña a favor de la abstinencia o la relación monógama. El resultado ha sido que Uganda es el único país en todo el mundo donde el sida está en recesión en términos absolutos. De todo lo cual se infiere que si la guerra desatada contra los fumadores es el signo de la seriedad de la lucha del Gobierno contra el tabaquismo, entonces el Gobierno no se está tomando en serio la lucha contra el sida.