La sombra del Papa

A la sombra de Karol Wojtyla desde hace casi 40 años, el obispo polaco Stanislaw Dziwisz, es un personaje indispensable e influyente, sobre todo ahora que la Iglesia debe adaptarse a un pontífice mudo. Al secretario privado del Papa Juan Pablo II, conocido como su sombra desde 1966 y considerado una suerte de «vice Papa», le basta comenzar una frase con las palabras «Su santidad dice que...» para desplegar una enorme influencia. Oficialmente Prefecto adjunto de la Casa Pontificia, Dziwisz, de 65 años, mantiene una relación muy íntima, casi de camaradería con Juan Pablo II, a quien le gusta estar rodeado por personas con sentido del humor. Con el Papa enfermo y prácticamente mudo por la traqueotomía a la que fue sometido el pasado jueves tras una nueva crisis respiratoria, Stanislaw Dziwisz asume el papel de transmisor de sus deseos y opiniones papales. Su lealtad jamás ha sido puesta en duda y nunca ha sido acusado de manipular o tergiversar el pensamiento de Juan Pablo II. Junto con el secretario de Estado de la Santa Sede, el cardenal Angelo Sodano, considerado el número dos del Vaticano, tienen acceso directo y permanente al pontífice. «Los historiadores de la Iglesia contemporánea no conocen secretarios que hayan tenido un peso tan desmesurado», escribió recientemente Sandro Magister, vaticanista de la revista italiana L'Espresso al analizar su creciente peso. «Es el mediador entre la Curia Romana (el gobierno central de la Iglesia) y el Papa», escribió el diario La Stampa . En la última ceremonia para la proclamación de cardenales, en octubre del 2003, muchos esperaban que fuera hecho cardenal, pero con el título cardenalicio no podría servir al pontífice como lo ha hecho en tantos años. Afable Monseñor Dziwisz, quien asiste día y noche al Papa en el hospital Gemelli, no suele hablar con la prensa. Se sabe que el religioso maneja la agenda del pontífice, acompaña en todos sus quehaceres al jefe de la Iglesia Católica y cuenta con la ayuda de dos religiosas polacas además de otro secretario, el polaco Mieczyslaw Mokrzycki, de 38 años. Con él se reparte las tareas de asistencia al Santo Padre, quien se desplaza en silla de ruedas y debe ser sometido a numerosas terapias médicas. En pocas ocasiones ha intervenido públicamente, aunque es conocido por ser afable con los periodistas que asisten a la visitas oficiales de mandatarios en el estudio del Papa en el Vaticano.