Los médicos piden a Sanidad con más de 11.000 firmas subir el precio del tabaco

Del ambulatorio a la farmacia, de la consulta del dentista a la sala de visitas de un hospital. La profesión sanitaria y quienes la ejercen son un eslabón clave en la lucha contra la epidemia del tabaco, causante de la muerte de casi 55.000 españoles al año, y de 4,9 millones de personas en todo el globo. La Organización Mundial de la Salud (OMS), gobiernos e instituciones de todo el mundo conmemoran hoy el Día Mundial Sin Tabaco 2005, y miran a los profesionales de la sanidad como un instrumento básico para abrir brecha y acabar con uno de los principales problemas de salud pública en los países industrializados. Los consejos de los profesionales, «por breves que sean», su ejemplo, su implicación activa en la lucha contra la droga del pitillo son «uno de los métodos más rentables y efectivos para reducir el tabaquismo». Lo dice la UE en su campaña institucional «Help, por una vida sin tabaco». Con tal motivo, el Ministerio de Sanidad fue ayer testigo de un acto de militancia antitabaco de un buen número de profesionales de la medicina, la enfermería, farmacia, científicos, catedráticos y profesionales de otras disciplinas, que aportaron 11.500 firmas de apoyo al proyecto de Ley de Prevención del Tabaquismo y en demanda, por otro lado, de actuaciones complementarias como la subida de precios del tabaco. El manifiesto ha sido rubricado, entre otros, por el profesor Santiago Grisolía, premio Príncipe de Asturias de Investigación y actual presidente de la Fundación Valenciana de Estudios e Investigaciones Avanzadas; o la investigadora Margarita Salas, pionera de la biología molecular. No ceder a las presiones Las firmas, entregadas por el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo a la ministra Elena Salgado, son -dijo su presidente, Rodrigo Córdoba- una muestra de apoyo y, a la vez, un gesto de exigencia al Gobierno. El Comité, que integra a más de 40 sociedades médicas españolas y organizaciones de consumidores, reclama al Ministerio que no ceda a las presiones de la industria tabaquera y del sector publicitario para aflojar las prohibiciones previstas en la ley, también en materia de promoción y patrocinio. Como medidas complementarias de efecto disuasorio, los profesionales demandan la subida del precio del cigarrillo - la OMS y el Banco Mundial calculan que una subida de un 10% en el precio del pitillo animaría a dejar de fumar a 42 millones de personas en todo el mundo- ; un marco coercitivo serio y riguroso que vigile el cumplimiento de la ley e imponga las multas previstas para las infracciones, y, sobre todo, financiación pública para los tratamientos de deshabituación en todas las comunidades.