Una mina

TODA AGUA que corre o asoma al aire algo traga. Creía yo que beber en los manantiales más altos de Picos de Europa me proporcionaría el viejo placer de hacerlo como buey amorrado en esas palanganas de piedra donde mana la fuente de peña pura, el prístino manantial, que diría un tonto. Pero aquel alto fontono ya no es el mismo de hace unas décadas. Sigue pareciendo puro cristal su agua, pero va preñada de algo que antes no había, engordada de cosa que vuela, aire que lleva humos y química suelta, ese tufo que da vueltas al planeta en las capas más altas que creíamos purísimas, las más limpias. Ya. Cae polvo estratosférico. Siembra indiscriminada. En la mar cae lo suyo y en los «prístinos manantiales» otro tanto. El cielo de estos días es humo y ceniza. La partícula carbonizada de un roble de Cabrera caerá un día en Finlandia. Y envenena el agua. Ya está siendo un negocio redondo embotellar agua y venderla a precio de cubata. Las empresas potabilizadoras de aguas residuales se van a forrar en esos sitios donde ya se dan de hostiones por un botijo. Los manantiales y acuíferos acusan la mierda filtrada que esparcimos por los campos de forma suicida y abusiva, especialmente en los últimos cincuenta años, así que ya no hay una fe absoluta ni en las aguas santas y fuentes con vírgenes en la botella. Sólo hay un agua de fiarse por entero. Está lejos. Muy honda. Son bolsas de agua atrapada desconectadas de los ríos que corren bajo nuestros pies sin dejarse ver. La llaman «agua fósil». Lleva ahí desde antes de los dinosarios, desde que la corteza terrestre dejó de crujir con bronca apocalíptica. Esos bolsones de agua están localizados e dibujado su tamaño en los mapas geológicos de información restringida o secreta del Estado. Llegará un día en que quien conozca estos filones de agua (y lo conocen los de dentro que suelen tener amigos afuera) comprará su concesión como quien monta una mina. Se paga canon y a pillar, a bombear, petróleo cristalino. Será el agua más pura y más cara; reserva del Paleozoico. A ganar. Aquí hay lado hay de esos bolsones que ya están explotando. El precio es competitivo y hay ganacia en sacos. Manda su botella en el mercado. Baratita sale. Esas aguas fósiles serán las minas del mañana. ¿Quién dijo que el agua era de todos?