Filadelfo Gutiérrez

FILADELFO GUTIÉRREZ ESTÁ A PUNTO de ser un leonés histórico, por su edad, por su dignidad y por su gobierno. Es jubilado de la última generación, viudo sin hijos ni clavijos y candidato en las próximas elecciones que ya se anuncian para el año siete, que es el año de los centenarios. Le encuentro en la taberna, lugar de encuentro consigo mismo y le pregunto: -¿Por qué candidato? -Coña, porque algo ha de ser uno en este mundo. -¿Candidato por qué partido? -Por ninguno. Soy independiente. -¿Y tú crees que desde la independencia se puede hacer algo provechoso? -Según se mire. Provechoso para el común de vecinos no sé, pero sí para mí. -Lo que sucede es que desde la independencia personal, no se es nada. -Considerando desde mi situación personal, de que por lo regular y salvo excepciones, tampoco desde la afiliación a un partido se hace nada, no me parece descabellado nominarme para candidato. -Sí, claro, menos da una piedra. ¿Y cuáles serán las líneas de su programa? -A mí lo del programa, programa, que decían algunos candidatos que iban para nada como yo, no me interesa. Mi ideario es defender los intereses del pueblo, del que formo parte. Y supongo que como tal algo me tocará a la hora del reparto. -¿No le parece un tanto abstracto, confundidor y hueco eso de fundamentar su función municipal en la defensa de los intereses del pueblo? -Lo mismo de confusos que si dijera que me propongo luchar por el incremento de la población leonesa, por el control de los precios o por la limitación de los inmigrantes. ¿Usted sabe cuántos inmigrantes tenemos en nómina? -Pues la verdad, no los he contado. -Más de ocho mil setecientos veinte. ¿A dónde vamos a parar? -No lo sé. Usted dirá. -Pues dicho en lenguaje popular, si no establecemos unas normas para la admisión de forasteros de fuera, lo más seguro es que llegará un momento en que los indígenas o sea nosotros y nuestros hijos tendrán que emigrar a Fez, a Guatemala, o a China. ¿Es este el futuro previsto para las generaciones novísimas? -Coña, claro que no. Pero ¿cómo hacerlo? -Muy fácil. Todo aquel, sea ucraniano o mexicano, que no tenga contrato serio de trabajo, en empresa de verdad y suscrito por empresario con fundamento, se le negará la entrada en la Provincia. Y si el osado se saltara las reglas como los marroquíes se saltan las vallas de espinos la policía especial, creada para este fin -idea de mi creación- procederá a su busca, captura y devolución al otro lado de las fronteras. -¿Y a dónde enviar a tantísimo sobrante sin papeles como inundan nuestra sociedad democrática y permisiva? -Como esto podría convertirse en un problema, y para problemas ya tenemos bastantes con el estatuto catalán, lo mejor es evitar su entrada. -¿No piensa usted que el municipio ya tiene bastante con manejar las cifras de sus muchas deudas para meterse ahora en manejos emigratorios? -Sin duda que, tanto el Ayuntamiento como la Diputación y como el Cabildo Catedral tendrán problemas económicos que les impiden un desenvolvimiento normal, pero algo hay que hacer para salir del bache, en lugar de entregarnos al dulce lamentar de dos pastores. -Pues eso digo yo: Menos inmigrantes y más pan blanco.