Y el sello, lo paga Tabacalera

Estaba sentada en el sofá del salón, pacífica y serena, viendo el programa con su padre. De repente, de la televisión y de la boca de la presentadora, salió su nombre. Y Emma Rosa Posada dejó de ser una persona anónima para el resto del país (León ya la conocía como cámara de Localia TV, como cantante del grupo local Paseando a Miss Daisy ) y pasó a convertirse en la ganadora del concurso paralelo que Gran Hermano 7 ha dedicado a quienes han querido despedirse del tabaco. Una leonesa, afincada en La Virgen del Camino («Yo fumaba un paquete cada tres días, más o menos») cenará con la celebérrima Mercedes Milá como premio a una carta inicialmente dedicada a su padre, seleccionada como ganadora entre las 1.500 que competían. «Ha sufrido dos infartos, y quería que fuera un regalo para él». ¿El propósito?: «Que cualquiera que vea la carta tenga que volver a leerla dos veces». Disfruta escribiendo «pero tiene que ser a mano, el ordenador es muy frío». No tiene vocación periodística: «Lo que quiero es presentar un programa. A un casting, me presenté en pijama, para ser original, y me eligieron». Después de pasar por Popstars , de entrar entre los 60 finalistas de Operación Triunfo 1 o de acudir a Allá tú , la vida le concede otra oportunidad. La merece. Te echo de menos No sabes lo duro que es pasar día tras día sin ti, sin esa dosis diaria que tan feliz me hacía cuando me levantaba y tan plácida me dejaba al acostarme. Ya son dos meses sin ese aroma, sin tu sabor, sin tu presencia en mi vida. Dos meses que parecen dos siglos. Tan difíciles... Estaba tranquila porque sabía que te tenía siempre que quisiera. Bastaba con extender mi mano. Siempre ahí, al pie del cañón. Iluminando mis ojos. Dando placer a mi ser. Acariciando todos mis sentidos. Sumisa a ti... Yo lo decidí. Me dejé llevar por tus encantos, por tu fuerza interior que tanto me levantaba el ánimo. Lo reconozco, me creaste dependencia. Está bien, me sinceraré... No siempre me gustaste. Cuando por primera vez tocaste mis labios, pensé que sería la última. ¿Cómo iba yo a caer en tus redes?. Pero me cautivaste. Me enganchaste. Me hiciste perder la cabeza. Nunca imaginé que nuestra última vez juntos fuese hace dos meses. Y ahora, sobre las líneas que tú escribiste para su despedida, las escribo yo para la tuya. El tabaco te separó de mí, pero no me separará de nuestros hijos. Carlos, siempre te querré.