Atuneros franceses atacan en Marsella el barco de Greenpeace

El legendario buque insignia de Greenpeace, el Rainbow Warrior, tuvo que dar ayer media vuelta y prescindir de la escala técnica que iba a efectuar en el puerto de Marsella. Se lo impidieron los atuneros franceses, que rodearon con dos círculos al barco de los ecologistas y le obligaron a abandonar la zona. Greenpeace no obtuvo apoyo de las autoridades portuarias, que en julio habían aceptado que el barco atracara para que la organización pudiera llevar a cabo una campaña divulgativa sobre el deterioro del Mediterráneo y también de concienciar en torno a la sobrepesca del atún rojo. Debido a la presión de los atuneros, según la versión de Greenpeace, el permiso fue revocado alegando «motivos de seguridad», pero sí admitieron que el Rainbow Warrior había hecho una escala técnica para proveerse de agua y adquirir unas piezas mecánicas. Sin embargo, la acción conjunta de los pescadores marselleses acabó con la expulsión en la práctica del buque ecologista, al mismo tiempo que las autoridades portuarias revocaban la autorización para la escala técnica. Greenpeace denunció «una acción ilegal, contraria a toda legislación» y una «confabulación» entre los pescadores y las autoridades francesas. Los atuneros franceses opinan que los informes de los ecologistas sobre la escasez del atún rojo ponen en peligro su trabajo ante la posibilidad de que se concretaran nuevas restricciones en su trabajo. Las malas relaciones entre Francia y el colectivo Greenpeace tienen una larga historia. De hecho, el barco expulsado ayer del puerto de Marsella se llama en realidad el Rainbow Warrior II, ya que el primer buque de la organización ecologista fue hundido por los servicios secretos franceses en el puerto de Auckland en 1985, lo que causó la muerte de uno de sus tripulantes.