El pendón está de vuelta

O la reconquista del pendón. O una tradición que recupera actualidad. Los datos de participación en la exhibición de pendones, que con motivo de las fiestas de San Froilán, recorrieron las calles de León, no dejan lugar a dudas sobre el interés que la enseña que mejor aglutina el legado cultural de esta tierra levanta entre los leoneses: 130 pendones y 25 pendonetas, que representaban a noventa localidades de la provincia se abrieron paso por un pasillo humano, entre un gentío que se aplicó en seguir de cerca el arte de mover un estandarte que puede pesar entre 15 y 40 kilos desde una vara que puede llegar a los 13 metros de altura. Según el registro de eventos tradicionales del Ayuntamiento de León, nunca se había producido una concentración de pendones tan numerosa como la del mediodía de ayer, que hacía la número veinte en el calendario anual fijado por la Asociación de Pendones Reino de León, que desde hace algunos meses ha llevado fuera de las fronteras leonesas la representación de estas enseñas. Nunca, tampoco, tanta gente centró su atención en la liturgia que rodea el paso de estas insignias que pasean con riqueza cromática (dominan los rojos y verdes) la riqueza que atesora la localidad que representan. Testigos de mil batallas, los pendones leoneses se aprestan a vivir un triunfo definitivo en la que parecía un imposible: vencer al olvido y la indiferencia de los leoneses. El apoyo de las instituciones provinciales y locales ha servido como acicate para recuperar el orgullo de pasear el pendón. Los saben los mozos que ayer entraron bailándolos en la Plaza Mayor; los chavales que enguilaron con destreza por la vara. Como antes, como siempre.