Diario de León

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MARCIAL, tú eres el más grande. La orquestina anima los tendidos... esto es una corrida y pide la cosa pasodoble torero al canto. Es la España de panderetas, olés y cunetas que disimula su vacío y su gritado silencio cantando «Amilivia, tú eres el más grande» cuando suena la banda. Y viene detrás sentenciando aquel refrán con su rebaja, «cuando el español canta, o rabia o no tiene blanca». O asoma la contra con su copla de maletillas y molinetes... manoletemanoletesinosabestorearpaquétemetes ... que interpreta de oreja y sin partitura nuestro mozo en alternativa novillera, Paquitopoquito el chocolaterito. Los halagos electorales se voceaban antes en los mítines, después se cantaron en coro de corifeo agradecido y ahora se bailan apretando el lance y el amarre por aquello de arrimar el bulto a los bajos del sondeo y los votos a la urna. La política aburre tanto y cuenta tan poco, que hemos tenido que sacar el cornetín de órdenes, las tejaletas, la gaita y el cuerno de convocar a tribus y rebaños. Musicá, plasplasplás, musicá, plasplasplás , jalean las gradas de la plaza. Danzad, danzad, malditos, decía el título y el nudo de aquella película. Canta, cigarra, canta... que ya está llegando el día, decía María Ostiz, que cuadraría de hoz y coz con su voz en una algarabía pepera. Los discursos son propaganda y nadie atiende... porque ni entiende. De ahí el meter músicas y coplas. ¿Qué más hacer?... Explotando tanto a De Juana el Echao agotarán este petardo de espoleta retardada y quemarán la tesis petarda con su leña al fuego y sus sirenas (que suenan como si fueran banda nazarena para que parezca esto un flashback del 36, un aviso de bombardeo y que acuda cada cual a su trinchera o refugio: ¡al suelo, que vienen los nuestros!), así que los pasodobles son argumento más acorde con este momento de pan y circo en el que se asfixian nuestras contiendas políticas monocordes, desnutridas de criterios y obsesionadas en crispar a la peña (Crispódromo llaman ahora a los Madriles), aunque sin conseguir que la calle y la masa, la acera o las cocinas se ocupen de problemilla que el político pinta siempre de problemón para que le supongamos imprescindible cirujano de la realidad, el chamán de los arreglos... o sea, Marcial, tú eres el más grande.

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