Diario de León

Esto provocaría una pérdida de historia evolutiva mayor de lo que se creía

Las especies que se extinguen arrastran a las más próximas En España, incluye 150 especies de flora y fauna

Cada día desaparecen del planeta más de ciento cincuenta especies de flora y fauna

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Miguel J. Tré - león
León

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El cambio climático, la evidente deforestación, la sobreexplotación de los recursos naturales, la caza indiscriminada, el turismo y la urbanización masiva, así como la agricultura intensiva, son las principales causas de la extinción de especies. La Convención para la Diversidad Biológica de la ONU advierte que cada día desaparecen en el mundo 150 especies, lo que supone la mayor pérdida biológica desde la extinción de los dinosaurios, y que el cambio climático y la pérdida de diversidad están íntimamente relacionados. Esta relación también va en sentido inverso, porque esa pérdida y la degradación o destrucción de los hábitats naturales (arrecifes de coral, bosques, manglares), contribuye al cambio climático. Se alerta, además, de que en los bosques y las extensiones de turba se almacenan enormes cantidades de CO 2 , y que los manglares son decisivos para impedir el aumento del nivel del mar. En este sentido, en el informe «Evaluación de los Ecosistemas del Milenio» se afirma que la progresiva degradación de las dos terceras partes de los ecosistemas puede tener consecuencias desastrosas para la humanidad en los próximos cincuenta años. En «cascada» El proceso de pérdida de flora y fauna es más grave de lo esperado porque la extinción de una especie puede arrastrar a muchas otras emparentadas evolutivamente entre sí, dadas las complejas redes de interdependencia que las relacionan. Estas extinciones en «cascada» provocarían así una reducción de la historia evolutiva mayor de lo que se pensaba hasta ahora. Así se afirma en una investigación realizada por un equipo de la Estación Biológica de Doñana, centro dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que ha sido publicada por la revista Nature . Hasta ahora, los expertos consideraban individualmente la extinción de cada especie y miraban sólo el número total de las que se coextinguían de forma subsiguiente. «En este trabajo se añade, por primera vez, información sobre la historia evolutiva de las especies que forman estas redes», afirma Jorge Bascompte, coordinador de la investigación. En concreto, cuando hay una avalancha de extinciones las especies que desaparecen tienden a estar emparentadas filogenéticamente. De esta forma, las que ocupan posiciones similares en la red de interacciones tienden a estar próximas en el árbol evolutivo, lo que provoca que las cascadas de coextinciones reduzcan la diversidad taxonómica (número de géneros, familias, órdenes) más rápido de lo esperado. El investigador del CSIC, lo ilustra con este ejemplo: «No es lo mismo que se extingan diez especies de forma aleatoria a que se extingan diez especies del mismo género y desaparezca, por lo tanto, un género entero de especies emparentadas». De esta forma, si se pone como imagen el árbol de la vida, en el primer caso desaparecerían diferentes hojas del árbol repartidas al azar entre sus ramas, mientras que en el segundo caso desaparecerían todas las hojas de una rama entera. Es decir, se da una poda sesgada del árbol evolutivo, explica Bascompte. Las especies no se encuentran aisladas unas de otras, sino que forman redes complejas de interdependencia como las que se dan entre las plantas y los insectos que las polinizan o dispersan sus semillas. En este trabajo se ha estudiado la estructura de estas redes de interdependencia, interacciones de beneficio mutuo entre plantas y animales, que pueden considerarse como la arquitectura de la biodiversidad. Entender la estructura de dichas redes y como ésta se relaciona con la filogenia de las especies es importante para predecir la pérdida de biodiversidad que sigue a la extinción de una especie, indica el investigador. Lista Roja de Especies Amenazadas, elaborada por la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN), recoge más de 16.000 especies en peligro de extinción, en las categorías de «en peligro crítico», «en peligro» y «vulnerable». El 52% pertenecen al reino vegetal y, el resto, al animal. Esto significa, que el 32% de los anfibios, el 12% de las aves, el 23% de los mamíferos y el 25% de las coníferas del planeta están amenazadas. Además, el número de especies declaradas oficialmente extinguidas es de 784 y otras 65 pueden sobrevivir sólo en cautividad o en cultivo. Según UICN, el lince ibérico está a punto de extinguirse (quedan menos de 150 ejemplares), al igual que el zorro ártico, cuya reducida población tiende a la baja. También están en peligro, leopardo asiático, pantera de las nieves, gorila de montaña, tortuga galápago, cocodrilo del Nilo, oso polar, hipopótamo o caballito de mar. En cuanto a la flora, la extinción amenaza al 50% colocando al Ecuador en especial peligro. El 70% de los bosques primarios están amenazados por la tala ilegal y hay más de mil especies de árboles afectadas por la explotación forestal indiscriminada. Lo mismo sucede con más de la mitad de las palmáceas y la cuarta parte de las coníferas. En España la situación no es mejor. Unas 150 especies de plantas y animales están seriamente amenazadas (oso pardo, águila imperial, alimoche, foca monje, cangrejo autóctono, trébol de cuatro hojas o malvasía cabeciblanca) y, en los últimos cien años se han extinguido al menos 17 especies y subespecies de animales (la última, el bucardo) y 24 de plantas.

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