Colosal
MONTES tajados y devorados en su mitad se ven repetidos en una tourné somera por estas tierras canteronas o mineras... ¿qué hacer con ese estropicio brutal?... Restauración es lo que exige la ley y el sentido. Por ejemplo: en el cielo abierto que arruinó la montaña del Feixolín lacianiego se proyecta una rehabilitación ejemplar que restaura el manto forestal y naturaliza de nuevo la cosa, si es que cabe, pero los mordiscos de aquel paisaje son tan irreparables, que por más buena voluntad, dineros y sensibilidad medioambiental que le apliquen a los desportillones que hieren la vista, la fealdad del sitio seguirá hiriendo. La empresa minera que allí roza y carga aborda algo ejemplar que no ha sido ni gesto ni norma en las tantísimas explotaciones mineras que dejaron abollado el paisaje de las cuencas leonesas con escombreras, furacos, abandonos, desolación, suelos estériles... postguerra de unas batallas que siempre perdió el monte. Pero la pasta que se gastarán en el empeño puede ser gansa, aun siendo encomiable, porque ni la reparación logrará el «aquí no pasó nada», ni la presión ecologista y social que lo exige quedará jamás satisfecha. Un resto minero, una cantera bestial seguirá siendo un horror vacui unos cuantos milenios más, aunque le pongan una toquilla verde y una peineta de robles.
¿Es solución esconder lo inocultable, gastar a lo fino o a lo tonto?... Las Médulas fueron un cielo abierto bestial, intolerable hoy (nadie se atrevería a autorizar aquella genial «ruina montium» que esculpió la arcilla grijosa). La mina quedó abandonada. Nadie restauró su paisaje. Hoy es patrimonio de la humanidad. Ahivá. Pero al fondo de su contemplación, una cantera brutal y grosera acaba jodiendo toda emoción y toda foto (acusan hoy a un alcalde de allí por dar licencia a la depredación y él dice que le pidan cuentas a Franco, coñó). ¿Cómo restaurar ahora aquella gigantesca fealdad?... Es imposible. ¿Qué hacer con los farallones verticales de canteras y cielos abiertos?...
Pues venga imaginación y evitemos corrección hipócrita. Ahórrese la inútil morterada y háganse interpretaciones plásticas del desaguisado; vengan ingenieros y artistas para esculpir el sitio (flipó el mundo con los Budas afganos que voló el talibán)... Conviértase esa mierda en arte (que también al arte lo hacen mierda y va a un museo).