¿Arde el agua?

ARDE el cabreo con silla en el corro de agricultores. Arden las blasfemias en reuniones de ganaderos apercollados por industrias lácteas que les dicen que se metan la leche por la puerta de atrás o por el culo, a elegir. Arden los pánicos del campasino ante el tsunami de la crisis que les echa el mar encima para entrecallarles. Arden en rojo los números de cuentas, plazos, silos y maquinarias. Arde la fe comunitaria, la caridad nacional y cualquier esperanza en la tropa provincial...

La cosa, en fin, está que arde. Clama el campo. Precios de hace veinte años. Lo que ellos sudan lo venden otros al cuatrocientos por cien. Lo que para unos no cubre gastos, para otros es ponerse las botas, y no las de regar. Las protestas proliferarán y el ministro echará un reojo risueño creyendo que es un carnavalito en la calle con burrito florido y ratones con cascabel buscando un gato. Habrá alguna asonada, dos fotos en la prensa local y quizá unos segundos en algún telediario...

Tertuliaba Tamames con Del Olmo el otro día y bufaba ante el fiasco agrario español, la desproporción de precios en el campo y el súper, esa tajadona, acusando sin ambages a tres grandes superficies que tienen secuestrada la virtud comercial... y que sólo una agricultura unida y fuerte podría pararles los pies, pero se dolió del paisaje y acusó a los sindicatos de obedecer a partidos, incapaces de unirse ni para atropar duros, campesinado disperso y huevón, cooperativismo enclenque o inexistente, en fin, paisaje rural repetido desde Joaquín Costa, revolución siempre pendiente y perdida de mano...

Resumiendo: entre asajas, payesos, coags, upas y rechupas está el campo revuelto, pero desarmado, conformado con tirar unos litros de leche ante la delegación de Agricultura o regalar patatas a los jubiletas... y se acabó.

Abuelo, abuelo... que el campo está que arde... ya, rapaz ¿y viste arder el agua en las acequias?, ¿ardió algún camión del intermedio intermediario?... claro que no... pues entonces no es incendio, es llamarada fugaz... y diles que o montan un solo frente sindical o les van a roer los zancajos hasta que se prejubilen... y que no olviden lo que siempre nos recuerda J. Tejerina: «Sólo hay dos verdades ciertas en este mundo traidor: que el agua corre siempre pabajo y las hostias pa los mismos».