Las damas de la literatura

león

«Si fuera costumbre mandar a las niñas a la escuelas e hiciéranles luego aprender las ciencias, cual se hace con los niños, ellas aprenderían a la perfección y entenderían las sutilezas de todas las artes y ciencias por igual que ellos».

Christine de Pisan, precursora del feminismo y de la reivindicación de los derechos de las mujeres, escribía así de claro sobre la importancia de la educación en 1405, cuando publicó su libro La Ciudad de las Damas . Y su herencia es el punto de partida de la exposición sobre Mujer y Literatura que, con motivo del 8 de marzo, han realizado las profesoras Mar Arriola y Puri Lozano en el IES Antonio García Bellido de Armunia.

La mujer nunca fue ajena a la cultura, pero su acceso generalizado al conocimiento y a la educación ha sido una tarea de siglos. Y llegar a la literatura, como escritoras, no ha sido un camino de rosas. «En cierto momento de mi vida dejé de ser una mujer que escribía para convertirme en escritor», afirmó otra francesa, Margarite Yourcenar en una clara alusión a los obstáculos de las mujeres para ser reconocidas como literatas por encima de su sexo, El segundo sexo que escribió Simone de Beauvoir, otra de las pioneras, quien dejó claro que «no se nace mujer, se hace».

Tan difícil ha sido que no pocas disfrazaron su pluma con nombres de hombres, igual que Concepción Arenal se «coló» en la universidad con traje de caballero. Así fue como Fernán Caballero ocultó a Cecilia Bölh de Faber ( La Gaviota) o George Elliot a Mary Evans.

«Intentamos hacer una síntesis de las dificultades que han tenido que superar las mujeres para escribir y de la trayectoria de algunas de las más importantes escritoras», señala Puri Lozano.

La exposición, que se divide en tres partes y está abierta al público durante todo el mes de marzo, servirá de base para pequeños concursos y actividades didácticas entre el alumnado coordinadas por las profesoras de la biblioteca, uno de los lugares más concurridos del centro a la hora del recreo.

Sobre frases célebres y biografías descubrirán a Gabriela Mistral, la chilena que recibió el primer Nobel otorgado a una escritora, o a la más cercana y contemporánea Elena Santiago, nacida en Veguellina de Órbigo y apenas reconocida en León pese a la calidad y amplitud de su obra y los galardones recibidos, como el Premio de las Letras de Castilla y León.

Y es que las mujeres que leen y que escriben, como bien ha ironizado Esther Tusquets en sendos libros, «son peligrosas».