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De aquellos polvos...

Una experta alerta del peligro de unir los caprichos infantiles con la permisividad negligente en la adolescencia

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Una experta en violencia juvenil advirtió ayer a los padres de que es «tremendamente peligroso» unir el modelo permisivo indulgente durante los primeros años de vida de los hijos con el modelo permisivo negligente en la adolescencia, ya que puede dar lugar a conductas violentas en el menor.

«La familia es la que sienta las bases de la socialización y los jóvenes violentos tienen problemas de socialización muy graves», ha asegurado la responsable de las áreas de violencia contra los menores y de violencia escolar del Centro Reina Sofía, Ángela Serrano.

Serrano participó ayer en la última jornada del curso «Los nuevos retos de la criminalidad», que desde el martes se celebra en la Uned de Valencia y en la que también han participado la Fiscal de Menores de Valencia, Gema García, y el Inspector del Cuerpo Nacional de Policía Sebastián Roa, experto en bandas latinas.

«Los hijos de padres permisivos lo tienen todo, viven de la inmediatez y son incapaces de asumir los fracasos porque no se les niega nunca nada», según Serrano, quien ha considerado necesario que se exija «la responsabilidad social de las familias».

El estilo permisivo-indulgente se caracteriza por un bajo nivel de exigencias con respecto al hijo pero con un alto grado de calidez y afecto y el permisivo-negligente se manifiesta con un nivel bajo de exigencia y poca relación afectiva, según los expertos, que han asociado este último al maltrato por abandono o negligencia.

Según Angela Serrano, a los tres años de edad se producen las primeras conductas agresivas y violentas en búsqueda de su autonomía personal, pero si éstas no desaparecen puede ser un indicador de que hay factores que inciden en su normal adaptación.

Esas conductas de rebeldía y autoafirmación vuelven a manifestarse a los once o doce años, porque buscan una identidad personal, y el problema puede agravarse si estos jóvenes no encuentran un «anclaje social» en el que apoyarse para poder controlarlo. «Lo mejor es prevenir desde las edades tempranas», ha señalado Serrano, quien ha agregado que, aunque el pico de violencia escolar se produce generalmente a los trece años, cuando los menores entran en bandas para buscar su identidad.

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