La princesa Teodora reúne en su boda en Atenas a su gran familia griega
Después de tres aplazamientos, la benjamina de la familia se da el "sí, quiero" con Matthew Kumar en la catedral de Atenas
A pocas novias les ha costado sortear tantos obstáculos hasta llegar al altar como a Teodora, la hija pequeña del fallecido rey Constantino y Ana María de Grecia que en junio cumplió 41 años. Tres cambios de fecha (2019, 2022 y 2023), y también de escenario. Porque la catedral metropolitana de Atenas en la que se dio el "sí, quiero" con el abogado estadounidense de ascendencia india Matthew Kumar, con quien se había prometido en 2018, no fue su primera elección. Lo había sido la isla de Spetses, donde su hermano Nicolás se casó con Tatiana, de quien acaba de separarse tras más de una década de unión.
La elección de esta catedral, este sábado ricamente engalanada, la misma en la que hace año y medio despidió a su padre, no fue casual. Fue una especie de homenaje a sus padres, que en septiembre de hace 60 años sellaron allí su amor. Ante la ausencia del rey Constantino, fue su hermano Pablo, hoy cabeza de la casa real helena, quien la condujo al altar; como damas de honor actuaron sus sobrinas Arrieta -hija de Alexia y Carlos Morales- y Olympia -hija de Pablo y Marie-Chantal-.
Pero la elección del templo no fue el único guiño de una princesa que sigue tratando de labrarse un futuro en el mundo de la interpretación, en el que hasta la fecha no ha conseguido más que papeles secundarios.
En su gran día, con papel protagonista, eligió un vestido diseñado por la griega Celia Kritharioti, inspirado en el de su madre, la reina Ana María. Pero más enriquecido. Y siguiendo la tradición, usó la misma tiara e histórico velo que pertenecieron a Margarita de Connaught y que en su día llevaron la reina Ingrid de Dinamarca, su madre y sus tías y, por último hasta ahora, su hermana Alexia. Unas piezas reservadas solo para las mujeres de la familia, aunque, en el caso del velo de encaje irlandés, se hizo una excepción con la hoy reina Mary de Dinamarca en su boda con Federico en 2004.
La ciudad de Atenas, que se vuelca con cada presencia de la familia real en Grecia, pese a que hace ya más de medio siglo que tuvieron que dejar su tierra y su trono, echó el resto para la que fue la última boda de una princesa griega. Centenares de curiosos se acercaron a aclamar y curiosear la amplía lista de miembros de la realeza que arroparon a los recién casados.
Aunque sin reino, la familia real griega está enraizada con los reyes de España y Dinamarca. Felipe VI y Federico son primos hermanos de Theodora. Ana María de Grecia es la hermana pequeña de la reina Margarita de Dinamarca y el fallecido Constantino lo era de la reina Sofía. No faltó su tía Benedicta, sí la reina Margarita, a este gran día. Tampoco acudió al templo, como lo sí lo había hecho el día anterior, Irene de Grecia. Se echó en falta a los reyes Felipe y Federico, quienes sí acudieron a las bodas de los hermanos mayores de Teodora.
De la rama española, destacó la presencia de doña Sofía, una de las más aclamadas. Vestida de rojo, demostró que la elegancia no está reñida con la edad. De hecho, eclipsó a las infantas Elena -con un vestido de lunares indescriptible- y la infanta Cristina -con un vestido azul casi idénitco al de las damas de honor-. Con ellos, Juan Valentín, Miguel e Irene Urdangarin. No hay que obviar que la infanta Cristian siempre ha mantenido una gran relación con sus primos griegos.
Tras la ceremonia religiosa, oficiada en el rito ortodoxo, los invitados se trasladaron al lujoso One and Only Aesthesis Hotel, en Vouliagmeni. Los tres días de gran boda griega, que comenzaron con la cena de preboda a la que asistieron este viernes unos 250 invitados en el Museo Bizantino y Cristiano de Atenas, finalizarán con un brunch. Así se pondrá final feliz a una boda de película que se hizo esperar más de un lustro