Diario de León

Mascotas 

Los PPP, el peligro es no educarlos

León cuenta con un censo de 388 perros potencialmente peligrosos de 331 propietarios, según el registro de Siacyl. Son perros de alguna de las ocho razas declaradas PPP o con conductas catalogadas de peligrosas.

Los Rottweiler son una de las nueve razas de perros potencialmente peligrosos en Castilla y León.

Los Rottweiler son una de las nueve razas de perros potencialmente peligrosos en Castilla y León.DL

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La etiqueta de PPP impone. Son una minoría —en la provincia de León, el 3,2% del total de animales de compañía caninos registrados— y se han incluido en este catálogo desde su nacimiento por pertenecer a nueve razas con unas características físicas marcadas o, de forma sobrevenida, por conductas agresivas.

Las nueve razas de perros potencialmente peligrosos en Castilla y León.

Las nueve razas de perros potencialmente peligrosos en Castilla y León.PABLO SANTAMARTA

Las nueve razas incluidas como PPP en Castilla y León son: Akita Inu, American Staffordshire Terrier, Dogo Argentino, Dogo del Tibet, Fila Brasileiro, Pit Bull Terrier, Rottweiler, Staffordshire Bull Terrier y Tosa Inu. Ninguna tiene origen español.

Todas ellas comparten, de forma genérica, características físicas como fuerte musculatura, aspecto poderoso, robusto, configuración atlética y que se distinguen por su agilidad, vigor y resistencia. Se definen por su marcado carácter y gran valor.

Toda persona que lleve un PPP debe poseer licencia, aunque sólo lo pasee y no sea suyo. Este permiso exige una
condición física, aptitud psicológica y carecer de penales

Tienen un perímetro torácico comprendido entre 60 y 80 centímetros, una altura a la cruz entre 50 y 70 centímetros y un peso superior, de adultos, a 20 kilogramos. Con cabeza voluminosa, cuboide, robusta, cráneo ancho y grande y mejillas musculosas y abombadas. Sus mandíbulas son grandes y fuertes y su boca robusta, ancha y profunda. Además, tienen el cuello ancho, musculoso y corto; el pecho macizo, ancho, grande, profundo, costillas arqueadas y lomo musculado y corto.

Sus extremidades anteriores son paralelas, rectas y robustas y las posteriores son muy musculosas, con patas relativamente largas que forman un ángulo moderado.

Más allá de la etiqueta, acercarse a los perros potencialmente peligrosos puede ser un viaje fascinante y quienes se comprometen con su educación y socialización pueden disfrutar de animales excepcionales, como el Akita Inu, que es Monumento Nacional en Japón desde 1931 y se considera talismán de la suerte y simboliza riqueza y prestigio.

O el Dogo del Tíbet, también conocido como Mastín Tibetano, un animal de gran tamaño que puede superar los cien kilos, que tiene más de 2.000 años de antigüedad y es venerado por los monjes budistas.

Algunas razas de PPP fueron creadas o entrenadas para actividades bélicas o como guardianes de prisioneros en la antigüedad. Tal es el origen de varias de estas razas que descienden de los perros Melosos de los griegos. O el Fila Brasileiro, que participó en la conquista del territorio y luego fue reconvertido como guardián de plantaciones.

Son perros de carácter, pero la agresividad no es el tono dominante. Hay alguno tan amigable que se le conoce como ‘perro niñera’, el Staffordshire Bull Terrier, por su talante «cariñoso, dulce, dócil y juguetón». Valientes, devotos de su dueño, buenos compñaeros y nobles son otros de los adjetivos que definen el carácter de otros PPP.

Los expertos advierten de que los hay que precisan de un proceso de socialización muy concreto y cuidado como los Rottweiller. El peligro es no educarles porque por su tamaño y cualidades físicas cualquier incidente con ellos puede ser grave. Bien es cierto que algunos se usan en peleas ilegales. Ese es otro cantar. Para prevenir problemas de mala educación que acaben por producir daños a la gente se ha regulado la posesión de estos perros.

Su posesión está regulada por la ley 50/1999 de 23 de diciembre, sobre la tenencia de animales potencialmente peligrosos, y los Real Decreto 287/2002, de 22 de marzo y 1570/2007, de 30 de noviembre, que modifica el anterior para ampliar las características a considerar para determinar que un perro sea PPP o no.

«Cuando una persona adquiere un PPP, si ya se sabe que pertenece a una de las razas consideradas como tal, cuando va a identificarlo, el veterinario identificador debe grabarlo en la base de datos Siacyl para que aparezca como tal», explica la Junta.

Después, el propietario del perro debe darlo de alta en el censo del Ayuntamiento correspondiente para darlo de alta, a su vez, en el censo municipal que, generalmente, se elabora arrastrando los datos que ya constan grabados por los veterinarios identificadores en la base de datos Siacyl (Servicio de Identificación de Animales de Compañía de Castilla y León).

Con los cruces a veces ocurre que de cachorros no se ve que perro tenga rasgos de estas razas. Si en las siguientes visitas al servicio veterinario se comprueba que se trata de un cruce claro de PPP, el profesional responsable debe modificar el dato en Siacyl y el dueño tramitar la licencia.

Antes de tener al perro, los propietarios, deben tener la licencia para tenencia de animales potencialmente peligrosos, aunque muchos por desconocimiento la solicitan tras registrar al perro. Las licencias para la tenencia de animales potencialmente peligrosos las concede y gestionan los Ayuntamientos.

También pueden ser considerados como potencialmente peligrosos otros perros de características diferentes a los PPP, «pero que demuestren un carácter marcadamente agresivo o que hayan protagonizado agresiones a personas o a otros animales», explica la Junta.

En este caso, la agresividad debe ser constatada tras la inspección e informe de un veterinario oficial. Si resulta ser peligroso, se le comunica al propietario (mediante resolución del jefe de Servicio de Agricultura, Ganadería y desarrollo Rural que declara la potencial peligrosidad del perro) que debe acudir a su veterinario para que haga constar dicho dato en Siacyl y por consiguiente deberá obtener la licencia para tenencia de PPP.

A partir de ese momento la persona propietaria del perro queda obligada a tener una licencia de PPP en las mismas condiciones que quienes poseen perros de las razas catalogadas como peligrosas.

Los requisitos para poder obtener una licencia que permita tener un perro potencialmente peligroso son ser mayor de edad, no tener determinados antecedentes penales como condenas por delitos de homicidio, lesiones, torturas, contra la libertad o contra la integridad moral, la libertad sexual y la salud pública, asociación con banda armada o de narcotráfico.

Otro requisito es que la persona no esté privada por resolución judicial del derecho a la tenencia de animales potencialmente peligrosos, lo cual se tiene acredita mediante el certificado de antecedentes penales.

También exigen como condición no tener sanciones por infracciones graves o muy graves con alguna de las sanciones accesorias de las previstas en el apartado 3 del artículo 13 de la Ley 50/1999. Este requisito se tiene que acreditar con el certificado que se emite desde el Servicio Territorial de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural correspondiente firmado por el Jefe de Servicio.

«No obstante, aunque hayan sido sancionados, sí pueden solicitar una nueva licencia si la sanción de suspensión anteriormente impuesta ha sido cumplida íntegramente», precisa la Junta.

Para tener un perro potencialmente peligroso hay que disponer de capacidad física y aptitud psicológica que se acredita con un examen psicotécnico. Además, es obligatorio contar con un un seguro de responsabilidad civil por daños a terceros con una cobertura no inferior a 120.000 euros.

Una vez conseguida la licencia, la validez es de cinco años. Se trata de un permiso personal e intransferible. De hecho, está prohibido ceder un PPP a una persona que no tenga la licencia. Toda persona que lleve un PPP debe poseer licencia, aunque sólo lo pasee y no sea suyo.

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