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El espejo mentiroso

Imagen de la sede de Juncoella, la asociación leonesa contra la anorexia y la bulimia

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Europa Press | valladolid

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El perfil de escolar que sufre trastornos alimentarios responde al de una mujer adolescente que tiene una importante insatisfacción consigo que tiene que ver no sólo con el cuerpo sino también con sus capacidades y valores, criterios más importantes a la hora de desarrollar cuadros de trastornos, «porque los cuadros en los hombres son más leves y duran menos tiempo». Así, el 6,7 por ciento de mujeres y al 1,6 por ciento de varones adolescentes y estudiantes de 16 centros escolares de la provincia de Valladolid sufre trastornos del comportamiento alimentario, según puso de manifiesto Carlos Imaz Roncero durante la lectura de su tesis doctoral, titulada Epidemiología de los trastornos del comportamiento alimentario en los adolescentes de Valladolid . Imaz Roncero, quien ha estudiado desde 1999 hasta 2002, a 3.434 alumnos, aseguró que los elementos de riesgo «típicos» son las dietas, la delgadez o la insatisfacción corporal, y la población que se enfrenta directamente a ellos representa un total del 8,8/7,7 de la población, aunque los trastornos del comportamiento alimentario afectan al 3,8 por ciento de los adolescentes de entre 12 y 18 años. «La mayor parte de los trastornos no están especificados, es decir, no cumplen criterios para diagnóstico de anorexia o bulimia porque los criterios son diferentes y no están totalmente establecidos», explicó el doctor Carlos Imaz Roncero, quien añadió que hay un grupo de población que se siente insatisfecho con su cuerpo y que mantiene unas conductas restrictivas que, sólo cuando se dan con frecuencia son diagnóstico de anorexia o bulimia. Asimismo, según el experto la sobreprotección materna existe en este tipo de trastornos, al igual que la ausencia del hogar de padres jóvenes que trabajan fuera de casa y que atienden poco a los adolescentes, que tienen más posibilidades de sufrir estos trastornos. Soluciones La solución a estos problemas, según el doctor Carlos Imaz Roncero, radica en la necesidad de adaptar la realidad «no sólo asistencial, porque los gestores a veces utilizan los criterios de la demanda, como las listas de espera, y otra cosa es que organicemos los sistemas asistenciales para poder atenderles». Los datos han sido comparados con los obtenidos en estudios realizados en zonas como Cataluña, Navarra, Valencia o Zaragoza, aunque el realizado en Valladolid registra más casos que los demás --más casos leves y menos graves--, ya que en esta tesis, por primera vez en España, se ha localizado a los estudiantes que no están en el centro el día que se hicieron las encuestas, «lo que muestran una negativa encubierta a participar a la vez que se detecta en ellos una presencia clara de patología». Por su parte, el director de la tesis, Valentín Conde López, recordó que desde hace más de tres años hacen una programación asistencial para ver cómo se puede prevenir y tratar, «ya que no sólo se trata en una tesis porque tiene grandes repercusiones prácticas que tienen que poner en marcha las autoridades». En una primera fase se realizaron encuestas a 3.434 alumnos, es decir, a la totalidad de los alumnos de los centros estudiados, valorándose todos los factores de riesgo de sufrir trastornos alimentarios. Una vez localizados los estudiantes que podrían sufrir alguno de estos trastornos, se llevó a cabo un estudio más detallado de estos 547 alumnos localizados como de riesgo, a través de una entrevista personal encaminada al diagnóstico de su caso particular. En cuanto a las conclusiones, en primer lugar llama la atención que en este estudio se detectan muchos más casos de anorexia que en las consultas clínicas, ya que muchos estudiantes, aquejados de forma leve por este trastorno, no acuden al médico sino que ocultan su problema. Conocen su peso Otra de las conclusiones es que los pacientes con estos problemas, en contra de lo que se ha afirmado en algunas ocasiones, conocen perfectamente su peso, ya que lo controlan constantemente, y la distorsión que tienen respecto a su figura es completamente un problema de actitud: saben lo que pesan, ellos y los demás, pero quieren estar mucho más delgados. Así se llega a un concepto clave en esta investigación, que es el autoconcepto, la visión de sí mismo, en la que la imagen física es un factor importante, pero no el único ni muchas veces el principal: los adolescentes con trastornos alimentarios suelen tener un problema de autoconcepto, en el que, junto a la imagen física, tienen también muy deteriorada la visión de sí mismos en cuanto a la inteligencia o la relación social, que en muchos casos les pesa más que lo que ven en el espejo cada mañana.

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