Diario de León

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La cabeza también siente

Las personas motivadas tienen menos riesgo de perder memoria

Las personas motivadas tienen menos riesgo de perder memoria

León

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El mito de que perder la memoria «es cosa de la edad» empieza a quebrarse. Cuando un jubilado se queja de que se le olvidan las llaves o no se acuerda de comprar el aceite lo peor que puede hacer es pensar que la edad no perdona y que no tiene remedio. Cerca de 700 personas participan en la provincia en el programa de entrenamiento Memoria Mejor que se ofrece en León y Ponferrada y por la Diputación provincial. La capital inició la experiencia con dos grupos de una docena de personas en 1996-97 y actualmente cuenta con 12 que admiten hasta a 15 personas. «Perder la memoria, salvo en casos de enfermedad neurodegenerativa como el alzhéimer u otras demencias, tiene más que ver con la falta de responsabilidad y de motivación y con la falta de afecto», explica la psicóloga leonesa Carmen Requena, de Memoria Mejor. Una de las singularidades de su trabajo es que no atiende exclusivamente a los aspectos cognitivos, sino también a las emociones de las personas que asisten a sus cursos. Paralelamente, realiza una investigación cuyos primeros resultados apuntan que «mejoran más las personas» con las que se trabajan aspectos cognitivos y emocionales que las que sólo reciben atención intelectual. En el estudio -realizado a partir de dos grupos de observación- examina también el estado de ánimo y la incidencia de la intervención en el mismo puesto que otro de los mitos que pretende desmontar es el de la depresión asociada a la edad como una enfermedad sin remedio. De un colectivo inicial de 231 personas mayores de 60 años fueron seleccionadas 101 y divididas en dos grupos. De entrada, descartaron a los sujetos con demencias o depresiones tratadas farmacológicamente. Investigación Los seleccionados fueron divididos en dos grupos: uno de control, al que se aplicaban sólo las técnicas cognitivas y otro experimental con el cual trabajaron también aspectos emocionales. En una tabla de 0 a 10 las personas del grupo experimental pasaron, de media, de 6,30 a 8,12 puntos, lo que supone rozar la normalidad en el área cognitiva, mientras que el grupo de cotnrol sólo avanzó unas décimas, de 6,29 a 6,65, lo que supone un deterioro cognitivo moderado tirando a débil. En cuanto a su estado emocional, el estudio señala que el grupo experimental bajó la ratio de la depresión (de 3,80 a 3,10) mientras que el grupo de control la aumentó (de 4,41 a 5,06) hasta situarles en una media que significa depresión moderada (el tramo de 6 a 18 puntos). La neuropsicóloga se pregunta también si la depresión es causa de pérdida de memoria o son esos frecuentes olvidos y la idea del deterioro por la pérdida de memoria los que hacen entrar en crisis a personas mayores que no padecen enfermedades degenerativas o demencias. Su idea es que ambas hay que tratarlas independientes, pero de forma combinada. Vida activa y autoestima Una persona que se queda sola, se jubila o ve cómo sus hijos se independizan del hogar «de repente, tiene que inventarse su propia vida de nuevo y hay muchas que se quedan en el camino», explica. La buena memoria, sostiene, tiene que ver con mantener una vida activa, física y mentalmente, y tener una imagen positiva de uno mismo. Casos como el de José Saramago y reconocidos científicos son botones de muestra para probar que «hay gente mayor que tiene buena memoria y está en su edad más productiva», añade. Requena subraya que la idea de que la pérdida de memoria y la depresión son enfermedades edad-dependientes ha hecho mantener durante mucho tiempo una «actitud nihilista» de los profesionales hacia programas terapéuticos. Precisa que cuando se han puesto en marcha se ha privilegiado o atendido exclusivamente al entrenamiento cognitivo, debido a que «la psicología ha endiosado el pensamiento y de las emociones sólo se ocupa desde hace 20 años».

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