Diario de León

| Entrevista | Hermógenes Domingo |

«Los políticas de igualdad tienen que incluir ahora a los hombres»

El grupo Prometeo de Hombres por la Igualdad de León organiza en octubre unas jornadas para reflexionar sobre los nuevos modelos de masculinidad emergentes

Domingo es uno de los fundadores de Prometeo, único grupo de hombres igualitarios en la comunidad

Domingo es uno de los fundadores de Prometeo, único grupo de hombres igualitarios en la comunidad

León

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Cuando va a cumplir cuatro años de existencia, el grupo Prometeo de Hombres por la Igualdad de León organiza las primeras jornadas de reflexión y debate sobre las nuevas masculinidades. ¿Por qué no escuchas, hombre? Nueva masculinidad igualitaria para el siglo XXI es el título de estas jornadas que traerán a León a personas de la talla del forense Miguel Lorente, actual delegado del Gobierno contra la Violencia de Género y Soledad Murillo, socióloga y ex secretaria de Políticas de Igualdad. Hermógenes Domingo es uno de los fundadores de Prometeo en León y uno de los hombres que ha decidido «ponerse las gafas de género» para afrontar el cambio imparable de la sociedad del siglo XXI. «Ahora somos una minoría, pero no vamos a ser una anécdota», asegura. Las jornadas, que se celebran los días 10 y 11 de octubre en el Musac, buscan debate, incluso con quienes discrepen, y sobre todo propuestas de cambio. Están respaldadas por los ayuntamientos de León y Villaquilambre y por entidades privadas como -Hay quien cree que la igualdad se limita a que las mujeres se equiparen a los hombres, pero ustedes proponen nuevas masculinidades ¿Por qué? -Se trata de que el modelo dominante, al que se asocia la dominación y la competitividad, de masculinidad deje su espacio a otros modelos. La nueva masculindad se basa en la pluralidad y caben muchos tipos, que no se salen ni de la ley ni de la ética. En todos los ámbitos hay discriminaciones, hacia la mujer sobre todo, pero también hacia otros hombres que, como los homosexuales, se les asocia a mujer. -Al tambalearse el modelo tradicional, ¿está «perdido» el hombre ante el cambio? -El modelo masculino está estancado. Mientras el modelo femenino mayoritario ha cambiado, no ocurre así con el masculino. Y cuando en un engranaje ensamblado por dos piezas sólo se mueve una pieza y la otra no se produce un desajuste. No se trata sólo de un problema de relaciones entre hombres y mujeres: se trata de que no se siguen las pautas que marca la sociedad. Y la igualdad de género es una de ellas. Reivindicamos la necesidad de ampliar las políticas de género a los hombres porque si el sujeto «protagonista» del patriarcado, que es el hombre, no cambia poco podemos avanzar. -¿Y cuál es el primer paso que han de dar los hombres para afrontar el cambio? -Tomar conciencia. Es llamativo que en una encuesta del CIS del 2006 la mitad de los hombres consideran que las desigualdades entre hombres y mujeres son mínimas e inexistentes. Esto quiere decir que no hay todavía una toma de conciencia. -¿La violencia de género es un exponente de resistencia a ese cambio social? -Totalmente. La violencia ha existido siempre para mantener a las mujeres «en su sitio», como se decía. Mientras las mujeres aceptaban la situación no había problema. Pero cuando empiezan a reclamar mayores derechos e igualdad, la pieza dominante trata de restaurar su posición a través de la violencia. Es lo que se llama el «culatazo de retroceso»: el golpe hacia atrás que produce una escopeta cuando dispara el proyectil. Hay hombres que reaccionan de forma más violenta y otros de forma más sutil. -Con estos últimos ¿Se refiere a los micromachismos? -Los micromachismos se dan en las relaciones cara a cara. No, me refiero al neomachismo disfrazado de ilustración y cultura. Como el machismo tampoco es un movimiento organizado, pero tiene sus raíces sociales en la educación y es difícil revolverse contra lo que se aprende desde el nacimiento. -¿Tienen miedo esos hombres a perder la esencia de la masculinidad en el cambio? -Está ese temor porque la esencia de la masculinidad hasta ahora tiene un atributo supremo: yo soy quien tiene el poder, especialísimamente sobre las mujeres. -¿Qué tipo de medidas reclaman para incorporar a los hombres a las políticas de igualdad? -Las relaciones de género son relaciones políticas. Si no funcionan bien hay que hablar de políticas de igualdad. Hasta ahora han sido dirigidas casi exclusivamente a las mujeres porque eran la parte perjudicada. Nosotros pedimos que se incorporen los hombres porque si esperamos que el cambio se produzca de forma individual, uno a uno, puede ocurrir que no se produzca. Imagina que Tráfico dice que las señales se respeten sin multas... -¿En qué ambitos es más urgente? -En todos, pero de manera prioritaria en el ámbito de la violencia machista: hasta ahora se están dirigiendo medidas hacia los maltratadores pero desde una perspectiva psicológica, pero estamos ante un problema social. Y también en el reparto de tareas domésticas, en la salud, en los medios de comunicación... -¿Le parece una medida eficaz el polémico teléfono que anunció la ministra de Igualdad? -Los medios transmitieron que era un teléfono para maltratadores y en realidad no es así. A nadie se le ocurre que un maltratador llame o vaya a un programa de rehabilitación por voluntad propia. Se trata de que los hombres también puedan consultar o exponer sus dudas. La violencia de género no es un problema individual, sino social y aunque es un problema prioritario no hay que perder de vista que lo que subyace debajo de ella es la desigualdad.

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