El Hospital aborda un plan para evitar pruebas inútiles que se hacen por costumbre

La Consejería de Sanidad está empeñada en evitar radiografías que no sean imprescindibles, en no pinchar venas que se puedan complicar o en no utilizar fármacos para los que no hay certeza de que sean los correctos. Detrás de ese programa bautizado como «No hacer» se persigue un doble fin. Por un lado, el ahorro económico que supone evitar miles de pruebas a lo largo de todo el año. Y por otro, atajar problemas añadidos a los pacientes por ser sometidos a determinadas pruebas de forma gratuita, cuando algunas implican radiación.

El Hospital de León se sumó a este programa hace seis años, que ahora Sacyl retoma dentro de su Plan de Calidad y Seguridad del Paciente 2022-26, y elude ya hasta un 14% de pruebas consideradas innecesarias, como las radiológicas que se demandan ante un dolor de espalda por lumbalgia, porque no contribuyen en la mayoría de los casos a cambiar el tratamiento; o el uso aislado de Laba’s, que son un grupo de medicamentos que se emplean en el tratamiento del asma bronquial y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, de los que no es conveniente abusar.

La Consejería es partidaria de suprimir aquellos usos médicos que «son una costumbre» pero que no producen resultados para el paciente o en la gestión del medios del sistema público de salud. «Hablamos de un número de radiografías o de pruebas radiológicas que no están bien indicadas y que generan problemas al paciente; analíticas que llevan punciones que pueden ser molestas o que se pueden complicar, o el uso de determinados fármacos que se pueden evitar al no tener una indicación clara y concreta y que pueden generar problemas secundarios», indicó el consejero Alejandro Vázquez. «Nadie montaría en un avión sabiendo que no es seguro», matizó en la presentación del Plan de Calidad y Seguridad que ha elaborado la Gerencia Regional de Salud.

Un documento que debe calar en quien presta la asistencia y no solamente en el gestor de calidad de cada centro y que se articula en cuatro ejes de intervención titulados «No hacer y buen hacer»; «Ruta hacia la excelencia»; «Paciente seguro: infección cero»; y «Paciente seguro: otras prácticas seguras».

Desde el Hospital leonés se destaca que «se trata de hacer las cosas bien, basadas en la evidencia científica y de no generar daño. En unos casos supone dejar de aplicar determinada prueba o tratamiento y en otros, sustituirlos por diferentes alternativas».

Insisten en que el criterio nunca es economicista, pues por encima del objetivo de ahorrar se sitúa el de dar seguridad al paciente. De hecho, se sabe que el exceso de radiaciones, el abuso de antibióticos o la suma de medicamentos puede desencadenar secuelas no deseadas. Y el programa «No hacer» busca revisar y ajustar lo que sí sirve y dejar de efectuar lo que no aporta para conocer mejor una dolencia.

En el diseño de las recomendaciones trabajaron 30 sociedades científicas que establecieron 135 sugerencias para una implantación progresiva, entre ellas, piden erradicar una medida tan común de prescribir un protector de estómago cuando se manda un antiinflamatorio, «porque no hay medicamento inocuo y puede aumentar el riesgo de fracturas o que no se asimilen las vitaminas», salvo que la persona disponga de factores de riesgo gastrointestinal. También se retira la petición de radiografías en casos de cervicalgias.