Diario de León

Adiós al dramaturgo leonés que dedicó ‘Odios sordos’ a Franco

Fallece el director y actor Fermín Cabal, un icono del teatro independiente

El dramaturgo leonés Fermín Cabal, que estuvo al frente de la Sgae y creó la Academia de las Artes Escénicas de Madrid. ARCHIVO

El dramaturgo leonés Fermín Cabal, que estuvo al frente de la Sgae y creó la Academia de las Artes Escénicas de Madrid. ARCHIVO

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«El teatro es artesanía y, por lo tanto, es insustituible», decía. El leonés Fermín Cabal, referente indiscutible de la dramaturgia española, falleció ayer en Madrid a los 75 años. Fue un férreo militante contra el fascismo y un icono del teatro independiente. Hace diez años se lamentaba de tener la peculiaridad de que «siendo un autor leonés no se ha representado nada mío en León en los últimos treinta años». En 2021 el Teatro El Albéitar subsanaba esta imperdonable indiferencia con la puesta en escena de Tejas Verdes, que narra la historia de Colorina, una joven muchacha que fue víctima de la represión que tuvo lugar en Chile durante la dictadura de Pinochet. El título alude al nombre de un centro de detención instaurado en Chile tras el golpe militar de 1973.

Hace tres años, cuando aún saboreaba las mieles del éxito de Odios sordos , una aplaudida comedia con tintes de humor negro sobre la hipótesis de que los restos de Franco no eran los que descansaban en el Valle de los Caídos, justo un año antes de que fueran exhumados, se tuvo que hacer cargo de la presidencia de la Sociedad General de Autores de España (Sgae) por la única razón de que en aquel momento era el vicepresidente de mayor edad.

Del cine al teatro

Cabal fue primero actor y director de cine ( La reina del mate ), pero pronto emprendió la senda de la escritura dramática, aunque la mayoría de sus obras encajan mejor en la tragicomedia. Entre sus títulos más celebrados, Briones (1978), Vade ret ro (1982), Esta noche gran velada (1983) —con la corrupción como tema central—, Caballito del diablo — que desentraña el abismo al que condena la droga—, Ella dispara (1990), Travesía (1992), Castillos en el aire (1995), Otra noche sin Godot (2001), Agripina (2002) y Tejas verdes (2002). Guionista de televisión, su trayectoria también ha sido larga como adaptador de textos y como docente. Fue socio fundador de la Academia de las Artes Escénicas de Madrid. La Sgae emitió ayer un comunicado en el que lamenta la muerte de «un autor fundamental en el desarrollo del teatro contemporáneo de este país y que luchó siempre por la mejora de las condiciones de los creadores».

Fermín Cabal había estudiado Derecho, pero su pasión por el teatro le desvió de los juzgados, al ingresar en el grupo de teatro independiente Los Goliardos, en el que se inició con la obra La boda de los pequeños burgueses, de Bertolt Brech, en 1972. Su debut teatral como autor y director se produjo en 1978, cuando la Compañía Monumental de las Ventas puso en escena Tú estás loco . Después dirigió obras como El cisne , ¿Fuiste a ver a la abuela?, Sopa de mijo para cenar , una versión libre de la obra de Darío Fo No se paga, no se paga, así como El caballito del diablo o Arde Nápoles , entre otras muchas.

En 1986 Cabal escribió E l clavo de oro . La película tenía que haberse rodado entonces, pero la negativa de la por entonces directora de RTVE, Pilar Miró, hizo perder al realizador Antonio del Real la subvención que necesitaba para llevarla a cabo. Finalmente, el filme se grabó y estrenó en 2014. La película trata de la «naturaleza cíclica de los españoles». Un guion de absoluta actualidad, porque demuestra que los pecados se repiten y que lo único que los hombres no aprenden es que se aprende de la historia. «El hombre está condenado a ser libre, pero desgraciadamente conoce bien el precio de la libertad y son muy pocos los que la ejercen», sostenía. Con cierto humor confesó que «en España los intelectuales, que no abundan, tienden a estabularse en torno a los grandes medios de comunicación por la cuenta que les tiene, pobrecillos. Pero a pesar de todo hay gente que tiene el coraje moral de decir lo que piensa. Que la Divina Providencia se ocupe de ellos. Lo necesitan...».

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