Gordoncillo, un oasis en la tierra del vino
Las piscinas suponen uno de los grandes atractivos del verano, pero no el único
Vista general de sus dos piscinas. MARCIANO PÉREZ
En medio de viñedos y campos de cereales se abre paso una inmensa zona verde en el que se encuentran las piscinas municipales, unas magníficas instalaciones que en apenas dos años de funcionamiento ya se han convertido en todo un referente del verano en el sur de la provincia. Un oasis en la tierra del vino. Es Gordoncillo, villa noble, emblema cultural y turístico.
Las piscinas de Gordoncillo son unas modernas instalaciones que cuentan con una lámina de agua para adultos y otra infantil de forma circular. Todo ello en un recinto que destaca por su amplitud con sus más de 12.000 metros cuadros de césped que permiten el descanso y disfrute estival sin aglomeraciones.
Desde su apertura allá por el año 2019 las piscinas han cambiado el verano de la localidad y han supuesto un atractivo tanto para los vecinos del pueblo que han visto mejorada su calidad de vida y servicios, como para atraer visitantes tanto aumentando las estancias de los veraneantes como atrayendo visitantes esporádicos que acuden de forma puntual a disfrutar de las mismas.
Pero Gordoncillo es mucho más. En verano y en cualquier época del año. La cultura y el vino son aquí palabras mayores y en la última década se han revelado como ejes de actividad y economía.
La viña y la cultura del vino juegan un papel fundamental con su bodega Gordonzello como referente. Además de elaborar vinos excelentes reconocidos a nivel nacional e internacional con premios en los concursos más prestigiosos, la bodega lleva años apostando por el enoturismo ofreciendo visitas guiadas para conocer sus magníficas instalaciones y organizando multitud de actividades.
La cultura es la otra pata sobre la que se asienta la localidad con el Museo de la Industria Harinera de Castilla y León (Mihacale) como punta de lanza. Se trata de una antigua fábrica de harinas rehabilitada por el Ayuntamiento que hoy dispone, por un lado, de un museo de la harina, y por otro, de una gran sala de exposiciones referente provincial.
Sus actividades, fiestas, feria vitivinícola o el festival internacional de payasos hacen de Gordoncillo un punto ineludible en los meses de julio y agosto.