La medicina que se toma andando

ana gaitero

LEÓN

Las leonesas Claudia Santos (cardióloga residente en el hospital de León) y Loreto Pacho (profesora de Educación Física) quieren concienciar y enseñar a la población los beneficios de la actividad física para luchar contra las enfermedades del siglo XXI —obesidad, ansiedad, diabetes, depresión...— y mejorar el cuerpo, la mente e incluso la productividad en las empresas.

Su libro Actividad física, la medicina para el mundo moderno defiende la actividad física como la medicina del siglo XXI y aliada imprescidible contra enfermedades como la diabetes, cardiovasculares, cerebro vasculares, demencia, etc y su impacto positivo en el rendimiento escolar, la esperanza de vida, un mejor envejecer, rendimiento cognitivo y el rendimiento laboral. «El absentismo y presentismo en España preocupante, deja miles y millones de pérdidas de euros al año en productividad», explican. Un problema que animan a combatir invirtiendo en planes de actividad física para el personal. «Es positivo para la empresa ya que reduce los costes médicos y el empleado estará más sano y feliz», explican.

La idea es que el trabajador sienta que «si yo soy importante para la empresa, la empresa es importante para mí» y el resultado es mejorar el rendimiento con menos bajas y de menos duración y conseguir un clima laboral en el que las personas se sientan cuidadas. Y es que «un trabajador sano y feliz es el mejor capital con el que podemos contar». Para ponerlo en práctica, Claudia Santos y Loreto Pacho han creado su propia empresa enfocada en este ámbito, con un equipo multidisciplinar que lo aborda (saludmasproductiva@gmail.com)

En el libro abordan la actividad física ayuda en diferentes problemas diarios y/o patologías. «El objetivo es que el lector encuentre su patología y ponga solución a través de la AF, o tome conciencia de la necesidad de movimiento para combatir tales problemas», comentan Loreto Pachot y Claudia Santos.

La AF, subrayan, «es la medicina (solución) a (casi) todos los problemas o patologías que sufrimos hoy en día y que el mundo sería un poco mejor si tuviéramos integrados el hábitos del ejercicio físico». El capítulo Cómo crear hábitos da respuesta al problema de sedentarismo que se oculta tras un ritmo de vida frenético. «Damos unas pautas para enseñar al lector a organizar su tiempo y aprovecharlo al máximo, identificar los “saboteadores” que romperán nuestra constancia en el ejercicio y unas preguntas que nos harán conocernos mejor y saber cómo engancharnos a la AF».

La constancia y adherencia a los hábitos son la piedra de toque. Para facilitarlas y ayudar a sacar tiempo de donde no lo hay, «hemos incluido también varios plannings según diferentes jornadas de trabajo (mañanas, tarde, jornada partida o por días)». Las cifras son reveladoras: «El 73% de los españoles no llegan a la cantidad mínima recomendada de AF y las cifras estadísticas de obesidad no han hecho más que crecer desde que se tienen registros. Y lejos de detenerse, avanzan peligrosamente», advierten las autoras frente

La edad es un factor primordial a tener en cuenta para la actividad física. «Los niños y adolescentes deben realizar mínimo 1 hora diaria de AF y los adultos 150 minutos a la semana, y si logramos 300 minutos, los beneficios serán mayores», explican Claudia Santos y Loreto Pacho.

El deporte y la actividad física en la infancia y la adolescencia también están en su punto de mira. Por lo que reporta para la salud y por sus valores. La práctica del deporte, afirman, supone aprender que «esfuerzo, trabajo duro y constancia conducen al éxito» y «enseña a ponerse en el lugar del otro, a gestionar el éxito y el fracaso, priorizar, respetar punto de vista diferentes al nuestro, vencer la timidez en unos casos y reducir la impulsividad en otros, etc.». «Además está demostrado que mejora el rendimiento escolar por su relación con el factor neurotrofico derivado del cerebro (BDNF)», añaden.

Por todo ello recomiendan que el deporte «no sea moneda de cambio». «He visto muchos casos, en los que el niño suspende 1 o 2 asignaturas y los padres les desapuntan del deporte; en la siguiente evaluación pasan a suspender 6. Hemos conseguido el efecto contrario. El niño necesita rutina y no estar toda la tarde sentado. Necesita saber organizar su tiempo», insisten.

Ante unas generaciones atadas a las pantallas, recalcan que la «inactividad física constituye el cuarto factor de riesgo de mortalidad prematura en todo el mundo. Es un problema muy serio y no se le está prestando la atención que se merece». El riesgo del sedentarismo es muy grande: «Mata más que el tabaco y es dos veces más letal que la obesidad». Las consecuencias de la inactividad física van más allá de la salud y la sanidad. El libro aborda también impacto en la productividad de las empresas y en la economía del país.

En León no hay excusas para no hacer deporte. «Al ser una ciudad pequeñita tenemos más tiempo disponible porque no perdemos tanto en desplazamientos. Zonas verdes, carriles bici que rodean la ciudad que se pueden alcanzar desde cualquier punto en pocos minutos son «todo un lujazo» al que añaden «nuestro maravilloso cielo azul y sol. En invierno hace frío, pero esa suerte de poder ver el cielo despejado y con sol casi todos los días es una ventaja que no tienen otras ciudades de Castilla y León», comentan.

Por si alguien no lo tiene claro, subrayan que las tareas del hogar no deben confundirse con la actividad física. «Cualquier actividad es mejor que no hacer nada, pero los beneficios de la actividad física están muy lejos de actividades cotidianas como pueden ser las tareas del hogar». No se trata tampoco de hacer actividad física solo en gimnasios. «Podemos correr, patinar, nadar, salir en bici… Lo que realmente es importante es que elijas una actividad que te guste, sino el riesgo de abandono es altísimo», señalan.

La pandemia en muy poco tiempo la «necesidad vital» de moverse y las consecuencias de no hacerlo (problemas para conciliar el sueño o que este sea menos reparador, irascibilidad, dolores musculares,etc….) La vuelta a la ‘normalidad’ no ha ido acompañado de una recuperación de la actividad física que debe considerarse «una actividad esencial y un bien para todos».