Los docentes reclaman aumentar su plantilla con al menos 700 profesionales para el inicio de curso

Con la idea clara de que este curso los alumnos no volverán a sus clases para cumplir con todo el temario, las dudas sobrevuelan ahora sobre cómo deberán volver los docentes y los alumnos en septiembre, ante el amplio escenario de posibilidades que se abre, incluida la de no poder iniciar el curso con normalidad. De momento, todo parece estar marcado por mantener las distancias de seguridad con la exigencia de habilitar más espacios dentro de los centros educativos, lo que también provocaría el desdoble de alumnos, para evitar que al menos 25 chicos convivan durante muchas horas en el mismo aula.

La plantilla de docentes en los centros públicos de la provincia de León este curso ronda los cinco mil profesores, incluidos también los que dan clases en las escuelas de idiomas o los centros de arte, pasando por los colegios, institutos y centros de Formación Profesional. El alumnado en las enseñanzas generales no universitarias —desde Infantil hasta el instituto y FP— pasa de los 40.630. En medio de esta situación, las familias con niños que el próximo curso inicien su andadura escolar, los nacidos en 2017, inician este lunes el proceso de matrícula con la selección de centros que, de momento, deberá realizarse de forma telemática.

Más allá de si deben ser 15 los estudiantes por clase, los docentes de la red pública de León tienen claro que cualquiera de estas medidas pasa por aumentar las plantillas educativas para hacer frente a una situación en la que también se plantea la combinación de las clases presenciales con las online, algo que rechazan de lleno todos los sindicatos y, que si se llegara a dar esta posibilidad, también exigiría más profesores para atender a los que están en casa y a los que asisten al colegio. Bajo todas estas premisas y los cambios que implicarán, los sindicatos con representación en la Junta de Personal Docente de León reclaman, al menos, que se reviertan en la provincia los recortes que comenzaron en 2012 y que se han llevado desde entonces a más de 700 docentes, de todos los niveles educativos.

«Los problemas estructurales que arrastra el sistema educativo ahora se agravarán y se harán más evidentes», precisa desde Csif Javier Fernández, quien incide, como el resto de los representantes de los docentes, en que «cualquier gasto en educación no es un gasto, es una inversión». Eso sí, todos tienen apuntan a que, aunque lo ideal para poder hacer frente a las nuevas situaciones que planteará el próximo curso sería doblar las plantillas —máxime teniendo en cuenta que algunas voces apuntan a dividir las aulas en dos— también tienen en cuenta la delicada situación económica en la que quedará el país una vez concluya el confinamiento. «Invertir en educación ya era imprescindible, la cuestión es de dónde saldrá», apunta Manuela Diez, de Anpe, quien remarca la «incertidumbre» que sienten todos los docentes, que «hasta cierto punto es lógica, porque nadie se aventura a decir nada porque se trata de una situación compleja».

«El problema llegará con los espacios y con la organización. Es probable que en los colegios rurales no haya mucha problemática, pero en las ciudades las clases están al 100%», señala Javier Sarmiento, de Stele, quien como el resto de los docentes considera que las instrucciones que están llegando «son escasas vagas y limitadas». Ricardo de Dios, de Aspes, recuerda también que muchas clases son pequeñas y que será difícil mantener las distancias fijadas para garantizar la seguridad.

«La formación online ha jugado su papel durante el confinamiento, pero no es la clave del proceso de enseñanza-aprendizaje porque implica una gran pérdida de calidad», señala desde CC OO Antonio Alegre, palabras que refrenda Silvia Carrasco: «La educación es algo más que dar contenidos y poner notas. Con las clases online toda la parte social, los centros educativos son agentes sociales». Además, además Carrasco, que desde su sindicato se «exigirán todas las medidas de seguridad para volver a las aulas y que se mantenga la garantía de equidad e igualdad que aporta la educación». Alegre añade que es «imprescindible» preparar el inicio del nuevo curso, que va a seguir marcado por la evolución de la pandemia, «y que puede exigir medidas extraordinarias que deben ser negociadas con las organizaciones sindicales representativas». Así, señala la demanda de un Plan Extraordinario de Inversiones en educación que permita incrementar sustancialmente las plantillas para atender a los nuevos retos, mejorar la formación de los profesionales, adecuar las infraestructuras, mejorar la dotación tecnológica de los centros y el profesorado, atender a los requerimientos de la brecha digital… y «desde la consideración de que todo ello debe hacerse respetando las condiciones laborales. No es imaginable que el profesorado vaya a duplicar su trabajo atendiendo simultáneamente a la educación presencial y en línea».

Todos coinciden en la complejidad de combinar los dos sistemas, presencial y telemático. «Si hacen turnos de mañana y tarde, no sabemos cómo lo van a organizar, si es online y presencial también será necesaria más plantilla, porque un profesor no puede estar por la mañana con unos y por la tarde con otros», recuerda Cristina Espinosa, de UGT. Además, Carrasco añade que las clases online «ahondan en las diferencias entre los alumnos, más allá de la brecha digital, también está la social».

Los representantes de los docentes en la provincia de León remarcan que con el cierre de los centros educativos, los maestros y profesores «se han echado toda la carga de trabajo sobre sus espaldas» para reaccionar a una situación compleja y sobrevenida e para intentar seguir dando respuestas a la formación y a la educación a todos sus alumnos, a pesar de las circunstancias y de los horarios.