Diario de León

Cada bloque es un mundo

Historia de una escalera

La solidaridad entre vecinos es la tónica, y la picaresca para practicar deporte la principal fuente de conflictos

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León

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La primera respuesta de los vecinos cuando llegó el confinamiento fue colocar carteles en las zonas comunes ofreciendo su ayuda a quienes tuvieran algún problema. La solidaridad no ha hecho sino crecer en estas semanas. Pero también los problemas de convivencia, que «se hacen cada vez más difíciles, con el paso del tiempo tenemos cada vez menos paciencia», señala Jesús Luque. Porque muchos de estos conflictos acaban en la mesa de los administradores de fincas, que buscan la forma de solucionarlos y evitar que pasen a mayores.

Desde luego el empeño de muchos vecinos por hacer ejercicio en la medida de lo posible sigue siendo la principal fuente de conflictos. «El uso de las zonas comunes está prohibido, pero no son pocas las personas que han aprovechado los garajes para seguir corriendo, o las escaleras para mantenerse en forma. Algunos de estos espacios huelen como verdaderos gimnasios», explica con humor.

La fiebre de utilizar maquinaria para hacer deporte en casa también provoca no pocos enfrentamientos entre los vecinos. «Las máquinas de correr, elípticas y otras herramientas hacen ruido, se utilizan mucho más que antes y, sobre todo, las personas están todo el tiempo en casa y lo oyen continuamente. Llegan muchas quejas de este tipo».

La utilización de los espacios comunes por parte de los niños, con una regulación específica, está hoy más relajada, pero algunos padres se empeñaron durante las semanas precedentes en adelantar las cosas y utilizaron los garajes como pistas para que los más pequeños «se desfoguen». Con no pocas quejas de la población sobre todo más vulnerable: «Los niños son los principales propagadores del virus, y en edificios donde hay médicos estas conductas han sido especialmente criticadas».

Las averías y su reparación también han provocado enfrentamientos entre vecinos, que «cada vez aguantan menos los ruidos, las carreras, la música, las voces,...». En el caso de que se hayan necesitado reparaciones muchos han alegado la prohibición de que los operarios puedan entrar en edificios habitados para rechazar el acercamiento de personas ajenas al vecindario; aunque también estaban los partidarios de llevar a cabo las obras necesarias, o permitir el acceso a viviendas deshabitadas del edificio.

Las diferencias han llevado incluso a que «la solución a un problema de inundaciones en un séptimo se solucionase cuando ya había llegado al cuarto. Todo es mucho más complicado».

De cualquier forma, «la reacción de los leoneses ante el confinamiento es para sentirse muy orgulloso. Lo que más hemos visto cuando hemos ido a las viviendas a colocar los carteles con las instrucciones de limpieza y control han sido notas de los vecinos ofreciéndose para solucionar cualquier problema que tuviera el resto. Las personas mayores, por su especial situación de vulnerabilidad y por el peligro de salir a la calle, han sido la principal preocupación de sus vecinos más jóvenes».

Luque señala que no les consta que haya habido problemas para las personas mayores que viven solas, «hasta donde sabemos, sus vecinos han estado muy pendientes, la solidaridad ha sido tremenda y eso es muy reconfortante». Y recrudecimiento de la violencia de género «no nos ha llegado, pero está claro que en las casas se oye todo, y ante cualquier sospecha hay que actuar».

En las últimas semanas se han hecho cada vez más frecuentes también mensajes de ánimo en los espacios comunes. «Escaleras y ventanas se han llenado de arcoiris y de mensajes positivos».

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