Diario de León

Anllares no puede tocar sus campanas por un conflicto vecinal

La venta de la casa parroquial sin medianeras ni servidumbres alrededor de la iglesia desemboca en un enfrentamiento entre vecinos

El acceso al campanario y al ábside de la iglesia está vedado por el vallado. DL

El acceso al campanario y al ábside de la iglesia está vedado por el vallado. DL

León

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Hemingway no podría preguntarse en Anllares por quién doblan las campanas. En este pueblo del Alto Sil los bronces están callados desde mayo. Las campanas de este pueblo berciano, que perdió su emblema industrial, la central térmica demolida en 2021 , avivan, desde su silencio, un conflicto vecinal soto voce . Los dueños de la antigua casa parroquial han vallado todos los accesos y han colocado una cámara de vídeo para detectar si entra alguien. Una medida que, aseguran, adoptaron tras verse acosados por el pueblo. Los vecinos se molestaron cuando los nuevos propietarios —la pareja adquirió la casa hace tres años a un hombre que la compró hace más de dos décadas al Obispado de Astorga— cuestionaron las obras que acometió la parroquia para rebajar un terreno que estaba causando humedades en el templo. «Hemos puesto vallas y cámara porque nos quitaron las cintas y nos hicieron hasta pintadas. Somos víctimas», sostiene la pareja.

El cura alega que no sabía que ese terreno fuera propiedad particular y no de la iglesia cuando se pusieron a hacer las obras a principios de este año. «Nos tiraron una pared y un árbol», se quejan los dueños, que aseguran contar con escrituras que acreditan que todo el terreno que rodea a la iglesia, con excepción de la entrada principal, es de su propiedad.

El problema de fondo data de hace más de una década . El acceso al campanario está atrapado en una propiedad privada desde que el Obispado de Astorga vendió la casa parroquial dejando a la iglesia encajonada en una parcela particular. Una venta que, según reconoce el cura párroco, no reservó un espacio para el mantenimiento de los muros, que incluye la zona de la espadaña donde se encuentra el campanario. Durante todos estos años, el acceso ha sido libre y ni siquiera el cura sabía que el terreno circundante a la iglesia era ajeno a la parroquia.

«No sé cómo se vendió, pero además de la casa parroquial, con su huerta, se vendió el lindero y el sagrado de la iglesia», asegura el sacerdote. Se enteró del embrollo a raíz de las obras «que tuvimos que hacer para evitar las humedades que estaban afectando a la iglesia», explica. Los nuevos propietarios de la antigua casa parroquial le pusieron sobre aviso y exigieron que firmara un documento haciéndose responsable de cualquier incidencia que ocurriera en la obra. Algunos vecinos señalan, desde el anonimato, que «a lo mejor es que eran ellos los que tenían que haber hecho la obra porque su terreno estaba perjudicando a la iglesia».

Tras valla se observa la obra de rebaje realizada. DL

Tras valla se observa la obra de rebaje realizada. DL

«Estaban en nuestra finca y si pasaba cualquier cosa podíamos tener un problema. Además, la obra no tenía licencia municipal», alegan los propietarios. El asunto pilló por sorpresa al pueblo que hasta este año desconocía que las escrituras no reflejaran ni siquiera los tres metros de seguridad para poder mantener el edificio e incluso el acceso al campanario.

«Vinieron a increparnos y ahora no puedo salir al pueblo», asegura la pareja, que procede de un pueblo cercano. El presidente de la Junta Vecinal, Borja Martínez, asegura que la entidad local es ajena a la disputa. "Sólo pusimos en contacto al cura con el contratista", alega. Sin embargo, admite que ahora el problema ha trascendido a la discrepancia entre dos particulares —la iglesia y los dueños de la finca— y se ha convertido en un problema de convivencia, por lo que exigirá que el Ayuntamiento de Páramo del Sil aclare los límites, sobre todo en lo que respecta al vallado de un camino de acceso a la finca. El cura párroco señala que el Obispado está al tanto de la situación y en negociaciones con la propiedad para adquirir el terreno colindante a la iglesia. Los propietarios aseguran que desde abril «estamos intentando ceder ese terreno, pero el obispado no da señales». No ven que el acceso al campanario pueda solucionarse por la escalera habitual cuya antigüedad y legalidad discuten. «Para tocar las campanas pueden poner una cadena», recalcan. Los vecinos sostienen que nueva es la barandilla de madera, no la escalera. «Siempre se subió por ahí a tocar las campanas», alegan los vecinos.

El cierre metálico de la finca. DL

El cierre metálico de la finca. DL

Extraña venta de la casa parroquial

La casa parroquial de Anllares del Sil fue vendida a José María Álvarez Álvarez, cuya familia procedía de este pueblo del municipio de Páramo del Sil. Se da la circunstancia de que se trata de un hermano de un cura de la Diócesis de Astorga, actualmente destinado en El Barco de Valdeorras. La venta se produjo hace más de dos décadas y, según asegura el párroco, no existe documentación sobre la misma ni en la casa parroquial ni en el Obispado de Astorga. El cura actual, Jesús, asegura que fue vendida a través de un intermediario y no intervino el párroco de entonces. José María Álvarez vendió la casa a los actuales dueños.

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