Bembibre apela a su sangre minera para encarar el futuro

Ponferrada honró ayer a su patrona, la Virgen de la Encina. Lo hizo, por un lado, con devoción religiosa, hundiendo su memoria en las raíces de su pasado. Y por otro, con una ofrenda a la patrona —en el Día del Bierzo (fiesta en 10 municipios)— cargada también de mensaje y simbolismo social político.

Dos fueron los protagonistas de estos mensajes. Uno, el Ayuntamiento de Bembibre y su alcaldesa, la socialista Silvia Cao, quien por turno municipal se encargó de oficiar la tradicional ofrenda. Echó mano de la «sangre minera», la misma que —según dijo— «da fuerza y empuje para luchar por el futuro». Cao destacó que no deben existir colores políticos en la lucha del bien común. De esta forma, considera necesario más que nunca estar «unidos por el progreso de la comarca», dado que hay «ganas de que el Bierzo sea de nuevo una tierra que emane esperanza y bienestar». Y otro mensaje bien claro de la alcaldesa: las autoridades de instancias administrativas superiores deben arrimar más el hombro y no dejar todas las soluciones que necesita el Bierzo en manos de los milagros, en este caso en alusión a la patrona La Virgen de la Encina.

El otro protagonista de la ofrenda en el Día del Bierzo fue el obispo de la diócesis de Astorga. En su mensaje de homilía de la Encina, monseñor Jesús Fernández incidía en «los miedos» que ahora mismo se ciernen sobre la sociedad en general y preocupan por cuestiones tan de actualidad como el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, la crisis energética o el alza desbocada de los precios, que afectan de forma directa a la vida y convivencia de todos. En medio de esta situación sobrevenida, el prelado alertó de los peligros del pecado, una palabra que cree se está intentando borrar de la conciencia colectiva. «Nos asustan tantas cosas. Ahora lejos queda el verano y toca volver a la realidad del día a día y nos asusta tantas cosas que la tentación se hace fuerte cuando la situación se pone difícil y puede llegar el pecado», remarcaba.

El tiempo respetó. Fue una jornada soleada, con toda la vistosidad de una procesión con la Virgen de la Encina por las calles del casco histórico de la ciudad, portada por casi medio centenar de vecinos del municipio de Bembibre. El éxodo rural y la merma de población tuvo en este caso simbolismo en dos pueblos como Arlanza y Labaniego, en donde no encontraron personas que pudieran representar en esta ofrenda y procesión.

La patrona recibió en la ofrenda que presidió el Ayuntamiento de Bembibre el emblemático botillo del Bierzo, que en el 2023 cumplirá 50 años de fiesta gastronómica. También los productos de la huerta, pasteles de la industria local y una réplica de la vidriera que adorna la casa consistorial, hecha por García Zurdo. Una veintena de sacerdotes concelebraron la misa y las 1.500 sillas dispuestas se ocuparon todas, con cientos de personas de pie.