Diario de León

Fascinados por el paisaje

Carralero ilumina los ‘Campos de Castilla’ de Machado

El pintor berciano escoge 32 de sus cuadros para ilustrar la nueva edición del poemario

Ponferrada

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El pintor que nació en una bodega de Cacabelos, el profesor de Bellas Artes que enseña a sus alumnos a enamorarse del paisaje del Bierzo durante los veranos, José Sánchez Carralero, es un hombre fascinado por los campos de Castilla.

Los mismos campos horizontales, de colores cálidos, que impresionaron a Antonio Machado forman un capítulo aparte en la trayectoria de Carralero y no es extraño que, cumplidos los ochenta años de la muerte del andaluz, el poeta y el pintor se haya encontrado en un libro; una nueva edición del poemario Campos de Castilla a cargo de Reino de Cordelia que acaba de llegar a las librerías gracias al trabajo de otro poeta como Luis Alberto de Cuenca.

Porque «el príncipe de los paisajistas», como De Cuenca llama a Carralero en el prólogo, es el autor de las ilustraciones que iluminan los versos de Machado a partir de 32 lienzos pintados entre 1975 y 2020. Una loma y una nube, la curva del río Duero, los rastrojos, y el cielo después de una tormenta son algunos de los temas que sirven de contrapunto a los versos del sevillano publicados por primera vez en 1912; un texto fijado ahora por Luis Alberto de Cuenca en una edición en color de la editorial del leonés Jesús Egido.

Los dos le propusieron a Carralero que, en lugar de pintar algo nuevo para ilustrar el poemario, rebuscara entre sus cuadros, convencidos de que la sintonía con los versos de Machado era evidente, contaba ayer el propio pintor por teléfono desde su casa de Madrid. «Yo tenía ocho años cuando mi familia se desplazó a Madrid y aquel paisaje de secarral y rastrojos de Castilla me llamó la atención. ¡Aquí no hay árboles!», explicaba ayer Carralero, que encontraría en Arganda y en Fuentidueña de Tajo, dos lugares donde residió en la provincia de Madrid, escenarios igual de austeros. Autor de algunos lienzos monumentales como el que cuelga de las Cortes de Castilla y León con las laderas anaranjadas de Urueña, la villa del libro, Carralero reconoce que «el paisaje de la Castilla del pan me llega».

Con el tiempo, el asombro por los horizontes infinitos dio paso a una vivencia que también ha encontrado en Antonio Machado. Carralero, eso sí, «ha colado» en el libro tres cuadros del Bierzo que pudieran pasar por castellanos; una casona de Espanillo, no lejos de Cacabelos, un alcornoque, y el claustro del monasterio de Carracedo. El primero le encajó con la casona de Alvargonzález del poema machadiano. El árbol zufreiro, con el dramatismo del poema L os asesinos . Y el monasterio, con los versos de El hospicio .

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