La huella hechizante de Verónica Forqué

Hay muchas actrices pero solo hay una Verónica Forqué y ayer lo volvió a demostrar en la previa de la función que le ha vuelto a traer a Ponferrada. Unas horas antes de subirse al escenario del Teatro Bergidum como protagonista de Las cosas que sé que son verdad , la actriz hundió sus manos en el cemento de una placa que será colocada en la acera del teatro junto con las de Amancio Prada, José Sacristán, Laila Ripoll, Rafael Álvarez ‘El Brujo’, Miguel Rellán y Conde Gatón. El acto fue del todo menos usual.

Su particular carácter, ese halo de fantasía que le acompaña, su sonrisa perpetua, la dulzura de su voz, su marcada personalidad... Fue Forqué en todo su esplendor y encandiló a los seguidores que no quisieron perder la oportunidad de llevarse una foto nada más poner un pie en el Bergidum.

Para dejar su impronta en el cemento, Verónica Forqué cerró los ojos y decidió vivir el momento desde adentro, como con la meditación que practica. Tuvo palabras de halago para todos sus compañeros de reparto y fue espléndida y cariñosa con quienes quisieron verla en persona. La de ayer no fue ni la primera, ni la segunda, ni la tercera vez que la actriz apareció tras el telón del Bergidum, con quien mantiene una estrecha relación desde hace años. Sin ir más lejos, aquí se estrenó como directora teatral hace ya dos décadas, con la adaptación de La tentación vive arriba .

De aquello hace mucho pero ella sigue al pie del cañón y otra vez como directora quiere regresar al teatro ponferradino con Españolas, Franco ha muerto , que recoge la historia no contada de las mujeres en la Transición. «Miguel, tienes que traerla», le dijo al director de Bergidum, Miguel Ángel Varela, más que dispuesto a cumplir con su petición. Y es que Verónica Forqué nunca defrauda y, ahora más que nunca, Ponferrada siempre será su casa.