Los problemas psiquiátricos agudos se contienen pese al estado de alarma

Las conclusiones preliminares del estudio de urgencias psiquiátricas atendidas durante el período de estado de alarma que ha realizado un equipo de profesionales de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital El Bierzo refieren que el impacto en la población no ha sido tan fuerte como cabría esperar, ya que no solo las urgencias por algún tipo de trastorno se redujeron de manera sustancial, especialmente las más leves; sino que tampoco se ha dado después una avalancha de consultas, según explica el psiquiatra e investigador principal del estudio, el doctor José María Pelayo Terán.

En el plano más grave, el referido al número de personas que se podrían haber autolesionado, sí se notó un ligero incremento entre abril y mayo, pero únicamente de tres personas en una comparativa con el mismo período del año anterior.

«En general, el volumen de personas atendidas por trastornos más graves se ha mantenido bastante constante. El número de pacientes que podría haber cometido un acto autolítico es ligeramente mayor al del año previo, con tres casos más sobre un total de 65», detalla Pelayo Terán. En el plano contrario están las urgencias más leves, por ansiedad. «Es el motivo más frecuente y habitual de consulta por causas leves y se ha reducido casi a la mitad, con unas 126 consultas, frente a las 210 de 2019».

Siempre se toma como referencia el período comprendido entre febrero y junio. Cuatro meses en los que el Servicio de Urgencias del Hospital El Bierzo atendió 14.907 casos, frente a los 23.360 del mismo tramo temporal de 2019. Esto es el total de urgencias, de todo tipo, y supone una merma superior al 36% por efecto de la pandemia. Se confirma que los bercianos dejaron de hacer un uso excesivo de Urgencias por temor al virus. En lo que a consultas exclusivamente por temas de salud mental se refiere, fueron 580 entre febrero y junio de este año. También menos que en 2019, que registró una cifra de 799 urgencias psiquiátricas. «Al igual que en las urgencias generales, se ha producido una reducción en las asistencias, en este caso del 27,41%», recoge el estudio.

Tanto las urgencia generales como las psiquiátricas empezaron a reducirse la misma semana en la que se declaró el estado de alarma. «Los mínimos coinciden con las fechas más álgidas de la pandemia», apuntó Pelayo Terán. No obstante, a diferencia de lo que sucedió con las urgencias generales, las relacionadas con salud mental «sí parece que se fueron incrementando hacia el final del estado de alarma», pero siempre manteniéndose en unas cifras muy similares a las del año previo.

Entre las urgencias atendidas por algún tipo de trastorno psíquico, la principal influencia sí fue el aislamiento, asociado a descompensaciones o síntomas de algún tipo. Menos frecuente fue la existencia de factores agudos estresantes como desencadenantes.

Por lo tanto, el volumen de consultas psiquiátricas por urgencias leves se redujo durante el estado de alarma como lo hicieron las urgencias generales pese a la situación de aislamiento forzoso. Alguna urgencia importante, como las referidas consultas autolíticas, «no puede decirse que se hayan incrementado, que era el temor que teníamos, aunque es cierto que tuvimos bastantes juntas entre abril y mayo», reconoce el doctor José María Pelayo Terán.

Para seleccionar las urgencias psiquiátricas, el equipo encargado del estudio ha seleccionado aquellas cuyo motivo de consulta o diagnóstico de alta fuese psiquiátrico o bien hubiera habido atención por psiquiatra o ingreso en Psiquiatría.