Diario de León

El origen leonés de la fortuna que la familia Fierro saca a subasta en Sotheby's

Uno de los rincones del palacete de la familia Fierro en la milla de oro de Madrid.

Uno de los rincones del palacete de la familia Fierro en la milla de oro de Madrid.SOTHEBY'S

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Cuqui Fierro es la cara más conocida y visible de los Fierro, una familia de origen leonés que ha sido una de las más importantes de España a nivel empresarial de los últimos años.

Parte de su impresionante patrimonio sale a subasta en la prestigiosa galería Sotheby's con piezas que van desde muebles antiguos a obras de arte, pasando por joyas y otros objetos de decoración de gran valor que han formado parte de la mansión familiar que en los años 60 levantaron los Fierro en el número 128 de la calle Serrano, en plena milla de oro madrileña. Un palacete de estilo neoclásico que alberga en su interior auténticas joyas.

Ildefonso, patriarca de la familia y padre de Cuqui e Ignacio, fue uno de los empresarios más destacados de la España de Franco. Nacido en Lugueros en 1882, donde vivió hasta los 14 años, levantó un auténtico imperio pese a sus orígenes humildes y su escasa formación. Pero Ildefonso fue tocado con la varita mágica de la inteligencia natural y el olfato para los negocios. De ahí que haya protagonizado una de las historias financieras más reseñables de España.

“Fue un hombre audaz y emprendedor que supo establecer útiles relaciones personales y cultivarlas”, explica Elena San Román en el libro 'Ildefonso Fierro, la aventura de un emprendedor'.

Si por algo se caracterizó este empresario leonés fue por la enorme diversificación que generó en sus negocios y por protagonizar una curiosa trayectoria empresarial. Uno de los ejemplos que así lo demuestran es que seguía su propia intuición aunque fuera a contracorriente de como se hacían los negocios en la época: primero fundó sus empresas y después compró un banco para financiarlas.

Su huella en León

Transporte marítimo, finanzas, construcción, fósforos, minería, seguros o perfumes. En todos esos sectores dejó Ildefonso Fierro su impronta y también su huella en León, su tierra, donde por ejemplo donó la sede que alberga el Instituto Leonés de Cultura (ILC) (conocido como Edificio Fierro) y las antiguas escuelas de su pueblo, Lugueros, que ahora acogen un edificio de usos múltiples. Sin embargo, el busto de Ildefonso que daba la bienvenida al ILC fue retirado y guardado en un sótano.

Lo de emprender lo llevaba en la sangre, pues su padre, Toribio, también montó sus propias empresas y fue el fundador, junto a su hermano Félix, de Fierro Hermanos, cuyo centro neurálgico estaba en Asturias, en San Esteban de Pravia. Aquello transcurrió hacia 1870 y la compañía, décadas más tarde, se dividió en dos y los hermanos se separaron.

Desde entonces, Toribio enfocó su tratectoria empresarial en los 'asuntos del mar' y fue entonces cuando uno de sus hijos mayores, Ildefonso, entró en el negocio familiar cuando tenía 18 años y se puso al frente de los negocios marítimos.

Aquellos comienzos no fueron fáciles, pero el viento soplaba a favor con el auge del carbón y el transporte.

Con el tiempo, Ildefonso compró minas, bancos y fábricas de conservas al tiempo que ampliaba su flota. Símbolo de aquel florecimiento construyó una increíble casa en Soto del Barco, tal y como explica San Román.

Al margen de sus empresas, fraguó importantes relaciones personales que supusieron también un acicate para todo lo que tenía entre manos. En eso también fue un experto. Uno de esos ejemplos fue la familia Herrero, propietaria del banco de igual nombre. “Aquella amistad le llevó a colaborar en muchos negocios y facilitó la entrada de Ildefonso en el mundo financiero y empresarial madrileño”.

Su llegada a Madrid

Por eso tomó la decisión de trasladarse a Madrid para seguir ampliando su faceta empresarial. Fue entonces cuando montó la Sociedad Ibérica de Contratación y Publicdad para suministrar al monopolio de fabricantes de cerillas de España, de forma exclusiva, el cartón con el que fabricaban las cajas de cerillas, con el derecho de insertar anuncios en ellas. Y es que los fósforos fueron la especialización clave de Fierro y el núcleo de su expansión comercial.

Fuera de España, creó empresas en Portugal, en el protectorado español en Marruecos y alcanzó Latinoamérica. Su expansión continuó y alcanzó otros sectores como la seda o el eléctrico, poniendo de manifiesto su predilección por aquellos en los que no había competencia. Toda esta trayectoria convirtió a Ildefonso en un especialista de los negocios en tiempos de guerra.

En política también estuvo muy bien situado y, según cuenta en el citado libro sobre su vida que “tras el asesinato de Calvo Sotelo, ofreció a su viuda, en prueba de su profundo afecto y respeto, un cheque en blanco que no fue aceptado pero que reforzó los lazos de amistad con la familia”.

Una línea, la de la confianza y las relaciones personales, que marcó también su vida: siempre se rodeó de personas cercanas y valoró más la confianza que la cualificación. De ahí que, siempre que pudo, contó con sus hermanos y después incorporó a sus empresas a sus hijos y yernos.

Ignacio y Cuqui Fierro

De su familia, su hijo Ignacio continuó con los negocios familiares, especialmente en Latinoamérica. Se casó con Yolanda Eleta y, juntos, se convirtieron en una de las parejas clave de la sociedad y el glamour madrileños. Hicieron del palacete de la calle Serrano de Madrid su hogar hasta la muerte de Ignacio, en 2002 y ahora parte de su interior sale a la venta de la mano de sus herederos, entre los que se encuentra Cuqui Fierro.

Un inmueble de 4.000 metros construidos en una parcela de 1.900 metros cuadrados en pleno corazón de Madrid cuyo interior alberga joyas, muebles y obras de arte de enorme valor. Parte de ese patrimonio es el que ahora sale a subasta con precios que van de 700 a 480.000 euros.

Anillos de diamantes, pendientes de esmeraldas, perlas, gargantillas de zafiros, relojes de Paiget, Bulgari o Cartier, brazaletes de oro, broches de rubíes, piezas con citrino o de estilo barroco, broches de piedras preciosas... Una cuidada selección de piezas de enorme valor y gusto exquisito que dan buena muestra de la exuberancia de la vida de la familia Fierro, que viajó por el mundo y de donde recopiló parte de ese patrimonio que ahora sale a la luz.

Junto a las joyas, muebles y obras de arte en los que también se refleja la refinada vida de la familia Fierro-Eleta entre los que hay pinturas de artistas como Jan Wyck, Antonio Balestra o Panini; tapices de la Real Fábrica, un servicio de comedor de plata de Paul Storr, piezas de decoración de estilo Luis XV y Luis XVI, una colección de cinco cruces procesionales o una impresionante lámpara de araña del siglo XX.

Cuqui Fierro, de 92 años y con escasa movilidad física, no ha querido hacer declaraciones al respecto, si bien a través de un familiar ha explicado que la subasta es un asunto familiar que no merece excesiva atención. “Nuestra familia siempre ha sido muy discreta y esto no tiene mayor trascendencia. Se están inventando cosas de la familia que no son verdad y queremos preservar nuestra privacidad”.

Cuqui, que vino a León hace más de una década con motivo de un homenaje a su familia en Lugueros, ya no viene a la tierra de sus orígenes, pero asegura estar muy agradecida a sus raíces leoneses. “Somos gente de pueblo”, ha asegurado. 

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