la ciudad despide el carnaval a ritmo de guirrios y zafarrones
León hace pasillo a su antruejo
Una muchedumbre se echa a la calle en la capital para presenciar el desfile tradicional de los carnavales más representativos. de la provincia, de Riaño al Órbigo y del Torío a Cabrera.
Cabecera de la delegación portuguesa. JESÚS F. SALVADORES
l. urdiales | león
El carnaval tradicional de León tiene tanto recorrido que apenas cabe en ese pasillo central que cubre el centro de León, desde el río a la Catedral, mediante Ordoño II, por la pasarela que escogerían las legiones, si volvieran. Máscaras, guirrios, toros, zafarrones; el repertorio más amplio que León recibió en herencia de sus antepasados le regaló a la capital de la provincia una sesión inolvidable de martes de carnaval, con la puesta en escena que se habría recogido en los pueblos hace treinta o cincuenta años, un siglo o dos atrás. Por una vez se juntaron el antroido, el antruido, el antruejo, según las formas que cada rincón leonés suele denominar a estas mascaradas en las que se reta al presente con una burla de los establecido. Elementos comunes admirados por un gentío que salió a la vera de la arteria central de la ciudad para rememorar la riqueza ancestral; si la muchedumbre es una medida para calibrar el interés por una referencia, el carnaval tradicional leonés está entre los espectáculos más valorados por la población. Este acierto de despedir las fiesta del Antruejo en la ciudad es culpa de la voluntad de más de trescientas cincuenta personas que regalan la vistosidad de un pasado glorioso de creatividad; ataviados con disfraces de bestias y mitos, acompañados por el zumbido estridente de los cencerros, anunciados con el colorido sin par de la riqueza cromática de los guirrios, los feos, la vieja, los travestidos. Entraron ayer a esta ronda fascinante que resume en una pasarela de cátedra antropológica la esencia cultural Riaño, con su antruido, los antruejos de Carrizo de la Ribera, Cimanes del Tejar, Alcoba de la Ribera, Velilla de la Reina la zafarronada de Riello, las Burras, de Tremor de Arriba, las Madamas de Pombriego, los jurrus y castrones de Alija del Infantado, el guirrio de Santa Olaja de Eslonza, los campanones de Pozos de Cabrera, los caretos de Villalfeide; o Quintanilla de Yuso. Y entre ese repertorio, sin desentonar de la forma que moldea León, los Caretos de Salsas, portugueses de Braganza. Llega la ceniza, que abre la cuaresma; pasó el antruido, el antroido, el antruejo por el centro de León.