Diario de León

Maité pide saltarse la escuela y ser médica

Con 12 años y superdotada, completa el preuniversitario y quiere que el gobierno le permita ir a la Universidad.

Maité, durante las prácticas en la Universidad Espíritu Santo de Guayaquil. GABRIELA MINUCHI

Maité, durante las prácticas en la Universidad Espíritu Santo de Guayaquil. GABRIELA MINUCHI

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Melisa Clavijo | ecuador

El Ministerio de Educación de Ecuador debe resolver el inusual caso de una niña superdotada que, a sus doce años, acaba de completar el preuniversitario de medicina y desea seguir en la facultad a pesar de que no ha terminado ni la escuela primaria.

Maité Pazmiño, natural de Guayaquil, estudió en la Universidad Espíritu Santo de esta ciudad por gracia del doctor José Barberán, que tras recibir su expediente decidió darle una de esas oportunidades que, ciertamente, no abundan en Ecuador.

«Yo ni sabía que tenía 12 años. Cuando la vi con su mamá pensé que era la madre la que venía a estudiar medicina», dijo Barberán en una entrevista con Efe.

A su oficina, repleta de diplomas de reconocimiento que galardonan al facultativo por sus años de trayectoria, llegó una niña que sólo quería demostrar sus capacidades y saltarse seis años de estudios.

El caso de Maité no es habitual en Ecuador. Un precedente es el de Daniel Honciuc quien, con 11 años, cursa el segundo de bachillerato en Quito y desde 2015 estudia asignaturas avanzadas por internet de universidades de Estados Unidos. A la adolescente guayaquileña le diagnosticaron sus dotes a los 4 años, cuando sus padres se percataron de que ya sabía leer y escribir.

Ya a esa edad, la menor obtuvo un porcentaje del 99 % en las pruebas Raven de medición de razonamiento no verbal, y 144 puntos (donde el promedio es de 90 a 109) en el psicométrico de Wechsler, que evalúa la comprensión verbal, el razonamiento perceptivo, la memoria y la velocidad de procesamiento.

«Una profesora de su escuela nos dijo que debía hacerse los exámenes. Nosotros no nos habíamos dado cuenta porque es nuestra primera hija», contó a Efe la madre, Gabriela Minuche, de 37 años y ama de casa, y quien se ha pasado los últimos dos meses acompañando a su hija al aula universitaria y recordando aquellos años en los que ella misma aspiraba a estudiar medicina, una carrera que nunca terminó por quedar embarazada de Maité.

Su padre, de 46 años, es gerente de una empresa de cacao, y en el núcleo familiar otros tres hermanos de 7, 5 y 2 años, tienen altas capacidades. Maité, que habla inglés, alemán y español.

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