Diario de León

Martín Javier Charro

«Mi madre y yo coincidimos en el Hospital y estuve al lado cuando murió»

La vida de Martín Javier Charro cambió el 2 de febrero de 2021, cuando tuvo que ser ingresado en estado grave tras contagiarse de coronavirus. Sus patologías previas —Epoc y un infarto de miocardio— complicó el pronóstico y aceleraron los síntomas. Su madre falleció en el Hospital, donde coincidieron ingresados

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Martín Javier Charro, peluquero de profesión, sigue de baja médica por las complicaciones del SARS-CoV-2. La infección del virus, por la que tuvo que estar ingresado en el Hospital de León durante 23 días, le ha dejado secuelas importantes al empeorar los síntomas de la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (Epoc) que padece de la que fue diagnosticado antes de la pandemia.

Una investigación del Registro Semi-Covid-19 de la Sociedad Española de Medicina Interna (Semi) que describe las características clínicas y pronóstico de personas con Epoc hospitalizadas en España debido a la infección por SARS-CoV-2, señala que la tasa de mortalidad en estos pacientes es del 38,3 %, el doble que la de pacientes covid-19 sin Epoc hospitalizados (19,2%). El neumólogo que le atendió le puso en antecedentes y le preparó para un posible desenlace fatal. «A los dos días de estar ingresado, el neumólogo me dijo que setenta de cada cien pacientes con Epoc y con mis antecedentes que ingresaban con coronavirus fallecían». Sus antecedentes complicaron el pronóstico. «A pesar de la Epoc, antes del virus no necesitaba oxígeno, ahora soy un enfermo severo enganchado a la máquina todo el día y con muchas dificultades para caminar».

Martín tiene 61 años y ha sobrevivido a las complicaciones del virus, pero su salud y su calidad de vida sufren las consecuencias de un pronóstico de gravedad.

Hasta hace tres años vivía en Mallorca, donde tuvo un infarto de miocardio que según cuenta no le dejó secuelas. «En las pruebas después de pasar el virus me detectaron que tenía la coronaria derecha obstruida. Tengo una enfermedad cardiopulmonar, no puedo caminar, me despierto con muchos dolores en el pecho y he entrado en una vorágine de consultas y pruebas con varios especialistas. También he perdido memoria, se me olvidan los nombres de las cosas. Antes del virus comencé con un pequeño temblor en las manos que ha ido a más. Los médicos no se atreven a decirme que el empeoramiento de mi salud es consecuencia de las secuelas del covid y todo me afecta mucho psicológicamente porque no sé si irá a más».

El delicado estado de salud de Martín cuando ingresó en el Hospital de León el 2 de febrero de 2020, preocupó a los médicos.

La estadística poco halagüeña que le dio el neumólogo al pie de la cama en la que estaba ingresado, le llegó un día después del fallecimiento por covid de su madre, Elisa Cerecinos, de 89 años de edad. Los dos estaban ingresados en la segunda planta del Hospital de León. «Ella ingresó el 27 de enero y el 2 de febrero, justo 24 horas antes de que falleciera. Como estábamos en la misma planta los médicos me permitieron acompañarla en su habitación durante sus últimas horas».

Martín Javier y su madre vivían juntos en la misma casa desde que él regresó de Mallorca. Se infectaron al mismo tiempo. «Cuando llegó la ambulancia para llevarse a mi madre al hospital, yo estaba confinado en mi habitación, muy malo, me encontraba fatal. Ya había dado positivo al covid en una PCR que me hicieron en La Palomera y me dijeron que me aislara en casa». Era el mes de enero de 2021, el peor de la pandemia en León. Sólo el 23 de enero se diagnosticaron en la provincia 728 contagios, el mayor numero de infectados en un sólo día de toda la pandemia. Los dos hospitales de la provincia (León y Ponferrada) se llenaban de nuevo de pacientes con coronarivus. «Yo estaba fatal en mi casa, tenía diarrea, vómitos, dolores musculares, fiebre altísima. Me llamó una médica amiga mía y me dijo que me pusiera el pulsioxímetro en el dedo para medir la saturación de oxígeno. Tenía un 78%». Los valores normales están entre el 100 y el 94%. «Me dijo que llamara inmediatamente al 112. Mi madre ya estaba ingresada. Mientras yo estuve aislado en la habitación ella se puso peor. Mi hermana, que vive en el mismo bloque de pisos, llamó al médico y la ingresaron el 27 de enero. Ya nos habían llamado varias veces para informarnos de estado su salud y nos decían que estaba muy mal. A mí me hospitalizaron el 2 de febrero por la tarde. Al día siguiente me llevaron en silla de ruedas a la habitación de mi madre y pude estar con ella hasta que murió el 3 de febrero por la tarde. Cuando entré en la habitación giró la cara y me vio, le agarré la mano, pero ya la notaba ausente. Iba a cumplir 89 años, pero ya estaba mal. Padecía mucho de huesos y la estaban tratando en la unidad del dolor. Pese a todo era una mujer muy activa, muy vital. Se pasaba el día haciendo cosas. No pudimos ir al entierro, por las restricciones, y tenemos sus cenizas pendientes en casa. A lo mejor la enterramos debajo de un nogal».

Elisa Cerecinos era muy conocida en León. Ella peluquera, como su marido. Entre los dos abrieron la peluquería Martín y Eli, situada en la Avenida Roma. «Trabajaron mucho y los conocía mucha gente en León. Hacían muchos postizos».

La hospitalización de Martín permitió que pudiera despedirse de su madre, una oportunidad que no tuvieron ninguna de las once personas fallecidas ese 3 de febrero de 2021 en la provincia de León, con una incidencia acumulada a catorce días de 1.380 casos y el 90% de la provincia coloreada de rojo por el alto riesgo. En los dos hospitales de León había 414 personas ingresadas, de las que 323 estaban en el Hospital de León. En las unidades de cuidados intensivos permanecían con riesgo alto otras 68 personas, 47 en León. Recordar esas cifras de la pandemia en León hace apenas ocho meses da una idea del grado de alerta sanitaria con la que se vivía en la provincia, justo a inicio de la campaña de vacunación. Los profesionales sanitarios insisten en que no hay que olvidar y seguir en alerta porque la pandemia no ha pasado y puede dar todavía giros inesperados.

Otra vida

A Martín le ha cambiado la vida tras su infección de coronavirus. «Ahora hago una vida perruna. No soy la misma persona que era antes de febrero, cuando me contagié. Me cuesta mucho salir, aunque me obligo a caminar todos los días un poco. En casa pinto, pero poco más».

Dos de sus tres hijos viven en Mallorca y la tecera en Tenerife. «Han venido a verme varias veces, pero yo no puedo viajar tal y como estoy. Para poder hacer ese viaje me tengo que planificar porque estoy enganchado a la máquina del oxígeno y tengo que hablar con los de oxigenoterapia antes para organizarlo todo y es mucho trastorno porque si no lo tengo me siento mal».

Martín no se desprende el oxígeno. MARCIANO PÉREZ

Desde el mes de febrero que recibió el alta hospitalaria ha tenido que volver a Urgencias en dos ocasiones. «Aunque tengo el oxígeno no puedo respirar bien. Las piernas se me hinchan. En casa hago ejercicios durante dos horas y media.

El análisis de los resultados extraídos de 10.420 pacientes afectados de Epoc afectados publicados en la revista International Journal of Chronic Obstructive Pulmonary Disease , bajo el título ‘Clinical Characteristics and Prognosis of COPD Patients Hospitalized with SARS-CoV-2’, describe las características clínicas y el pronóstico de los pacientes ingresados en los hospitales por Covid en España. Los médicos internistas involucradosen el estudio observaron que este tipo de pacientes tenían más edad que el resto (77 años frente a 68 años) y en su mayoría eran varones. También tenían más comorbilidades previas, como hipertensión, hiperlipidemia, diabetes mellitus, fibrilación auricular, fallo cardíaco, enfermedad vascular periférica, enfermedad isquémica o fallo renal. Martín está en el perfil de paciente con más riesgo para la infección por SARS-CoV-2, con una mayor gravedad de la enfermedad y un peor pronóstico.

«Aunque tuve el infarto y estaba diagnosticado de Epoc, antes de contraer el virus podía salir de casa, caminaba, aunque con dificultadeds. Ahora no puedo, tengo que parar y sentarme cada veinte metros, por lo que siempre tengo que ir por sitios en los que haya bancos para descansar cada poco. Si los médicos no quieren reconocer que todas estas secuelas son consecuencia de las complicaciones por el virus es otra cosa diferente, pero mi salud ha empeorado mucho desde que salí del hospital».

La consulta de seguimiento de Neumología del Hospital de León atiende a 80 de las 400 personas que han necesitado atención médica continua tras pasar el covid. La mayoría son hombres y un 20% tenían enfermedades pulmonares previas. El 67% (dos de cada tres) de los pacientes que han pasado por la consulta de supervisión médica especializada tras superar el covid-19 eran fumadores o ex fumadores.

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