Adiós a Gavela, inventor de la Ponferrada literaria

«César Gavela es el inventor de la Ponferrada literaria», según su amigo y director del Teatro Bergidum, Miguel Ángel Varela. El escritor falleció ayer a los 66 años en Valencia, tras luchar en los dos últimos contra un cáncer.

Gavela nació en Ponferrada en 1953 y en esta localidad transcurrió su infancia en un piso de la hoy avenida de España, donde alimentó muchas de sus ficciones posteriores con las historias que escuchó en el almacén familiar de coloniales en la misma calle.

Hijo del comerciante Julio Rodríguez Gavela, asociado con sus hermanos en el almacén de coloniales, y de Milagros López Gavela, pintora aficionada, y sobrino además del alcalde más recordado de Ponferrada, Celso López Gavela, el autor de El Puente de Hierro , donde abordó los años de la Ciudad del Dólar y la guerrilla antifranquista, fue abogado y desde muy pronto trabajó para la administración en Valencia, donde residía desde 1976. Gavela también siguió los pasos de Ramón Carnicer y fue columnista en medios de su tierra, como el Diario de León, y de su ciudad adoptiva, donde colaboraba con Las Provincias..

Después de acabar la carrera se convirtió en funcionario del Estado. Tras un primer y efímero destino en San Sebastián, se trasladó a Valencia, donde trabajaba para la Generalitat. Al borde del Mediterráneo se encontró tan integrado que incluso renunció a afincarse definitivamente en Madrid. Gavela ha colaborado con los principales medios de comunicación valencianos.

Con La raya seca había obtenido el Premio Ciudad de Irún en 1995 y el José María Pereda del Gobierno de Cantabria en 1998 con El puente de hierro, su novela más ponferradina. Anteriormente había publicado un libro de cuentos, Pobres del Sil, y un ensayo sobre Ramón Carnicer.

Con su quinta novela, El obispo de Cuando, obtuvo el premio Torrente Ballester. «El obispo de Cuando soy yo», dijo, emulando a Flauvert con su Mandamme Bovary. Una novela que es un trasunto de Astorga; y es que el propio escritor estudió en el Seminario de esta ciudad. Gavela era un autor sólidamente aferrado a su tierra, con constantes referencias a las nieblas bercianas, al imaginario legendario leonés y al surreal paisanaje de esta provincia. Sentía un gran apego por las ciudades. A Barcelona le dedicada una novela que tardó más de cinco años en escribir y reescribir, La sagrada familia, con la que ganó el premio Blasco Ibáñez. Gran admirador de la obra de su paisano Antonio Pereira, Gavela pidió en varias ocasiones la concesión del Premio Nacional de Literatura para el autor de País de los Losada.