Cadáveres vivos de literatura
Fotografías, collage, textos cruzados sin contacto previo son la base de un experimento creativo colectivo impulsado por la leonesa Elena Lafuente
Una de las imágenes que forman el collage y acompañan los textos cruzados del proyecto. DL
«Durante el confinamiento y aprovechando el tiempo extra con el que muchas personas se toparon ante la nueva situación, propuse la realización de una especie de cadáveres exquisitos cruzados», dice la leonesa Elena Lafuente. Lo que luego resultó fue un asunto muy vivo, porque el enigma aparece enriquecido por unos textos que se hilan por la guía del surrealismo y que tendrán un futuro en forma de presentación aún por estudiar por parte de esta creadora que ha dado el paso colectivo de sacar lo que estos meses solo se vivía dentro.
Cadáver exquisito es un juego de palabras, por supuesto. Por medio del cual se crean maneras de sacar de una imagen muchas más. El resultado es conocido como un cadáver exquisito o cadavre exquis en francés. Es una técnica usada por los surrealistas en 1925, en el cual los jugadores escribían por turno en una hoja de papel, la doblaban para cubrir parte de la escritura, y después la pasaban al siguiente jugador para otra colaboración.
He aquí la base de lo que luego se materializó con éxito, puesto que Lafuente explica que «cada participante me enviaba una frase que yo pasaba a otro participante sin que se conociera el contenido llevado a cabo anteriormente por el resto de personas. De esta manera se fueron gestando los relatos que adjunto y que son el resultado de este juego», explica.
Con cierta perspectiva, la impulsora del invento afirma que «ha sido un ejercicio de distracción e interacción social muy interesante en el que han participado personas anónimas y no anónimas de España – la mayor parte leoneses- y Latinoamérica, resultando ser además una útil herramienta terapéutica en esos tiempos tan raros y novedosos que sufrimos cuando la alerta sanitaria irrumpió en nuestras vidas, ya que cada persona pudo volcar de forma creativa un poquito de su sentir en esos momentos, quedando en estos relatos una pequeña huella colectiva de dicha experiencia», rememora. Lo que también hace adivinar que junto a la creación pura y dura sumó el instinto de sobrevivir con imaginación a los tiempos duros vividos durante todos estos meses.
Así, en uno de los textos se dice: «Llegó a casa y fue sacando de las bolsas todas las cosas que había comprado, asegurándose de que cada una ocupara el lugar que le correspondía en la diminuta cocina. Al terminar, abrió el tarro del café y procedió con su ritual...». Inicio de lo que luego son fotos, collage, textos...