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Patrimonio

El castillo de Bernardo del Carpio se convierte en pista de motocross

La fortaleza del noble leonés en Villagonzalo está tan en ruinas como la de Luna

León

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A Bernardo del Carpio le persigue la mala suerte incluso doce siglos después de su muerte. El castillo del noble leonés, hijo ilegítimo de Jimena —hermana del rey Alfonso II— y del conde de Saldaña, Sancho Díaz, es ahora una pista de motocross. La fortaleza del siglo IX erigida en la localidad de Villagonzalo de Tormes (Salamanca) ha corrido la misma suerte que el castillo de los Condes de Luna, que se alza sobre el peñasco que antes del pantano daba entrada al valle (la peña de Almanzor), cuna del legendario Bernardo del Carpio. Un noble cuyo nombre pervive en los cantares de gesta, gran héroe de Roncesvalles, donde derrota a las tropas de Carlomagno, mandadas por su sobrino Roldán, en el año 808.

Hispania Nostra acaba de incluir la fortaleza salmantina, que es Bien de Interés Cultural (BIC), en su temida Lista Roja, que recoge más de 800 monumentos en peligro o en ruinas.

Y es que «los continuos usos como pista de motocross y de quads, aprovechando el montículo de los restos como pista y plataforma de saltos, han provocado desprendimientos de sillarejo, así como la excavación de surcos o canales por las zonas por donde transitan los vehículos», explica Hispania Nostra a través de un comunicado.

Los romances datan el castillo salmantino en el siglo IX, aunque las fuentes documentales más antiguas se remontan al siglo XII-XIII. Es probable que se construyera sobre las estructuras de un castillo anterior.

Esta fortaleza jugó un papel crucial durante las guerras entre León y Castilla, debido a su estratégica posición en la línea fronteriza entre ambos reinos.

De hecho, la fortaleza estuvo bajo la protección leonesa y, luego, castellana. Enrique IV donó la villa —con la fortaleza incluida— a García Álvarez de Toledo, último conde y primer duque de Alba de Tormes. En 1505 los Reyes Católicos mandan destruir el castillo para frenar el creciente poder nobiliario.

La fortaleza del tesoro

Tampoco está en mejores condiciones el castillo de Luna, donde estuvo preso el conde de Saldaña por haber deshonrado a la infanta Jimena.

Bernardo del Carpio intentó convencer sin éxito a Alfonso el Casto para que libere a su padre, que acabará pereciendo en las mazmorras.

De este castillo apenas quedan unos vestigios. Se desconoce su estructura exacta, pese al papel histórico que jugó como bastión contra las tropas de Almanzor.

De nada sirvió que el castillo fuera Monumento Histórico desde 1931 para impedir que durante la construcción del pantano de Luna fuera utilizado para asentar las grúas que trasladaban los materiales a la pared de la compuerta del embalse, lo que supuso la pérdida de muchas de sus estructuras.

Paradójicamente, ni siquiera figura en la Lista Roja de Hispania Nostra. A mediados del siglo pasado aún conservaba dos de sus imponentes torreones, hoy desaparecidos. En el siglo X era la fortaleza más formidable de todo el Reino de León, de ahí que fuera sede del Tesoro Real.

Bernardo del Carpio fue fuente inagotable para los cantares épicos y las novelas de caballería. El mismísimo Cervantes hablo de él en La casa de los celos y selvas de Ardenia. Según la leyenda, la espada de Bernardo del Carpio, llamada Durandarte (o Durendal), se la había quitado al mismísimo Roldán. Carlos V visitó la tumba del noble leonés en Aguilar de Campoo y se llevó su acero. Actualmente la espada se conserva en la Real Armería de Madrid.

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