Diario de León

José María Merino: «Tras 40 años de autonomía, León está en coma»

El escritor y académico leonés José María Merino abre hoy en el Palacio del Conde Luna la primera edición de ‘Quimeras. Festival de Ficción Insólita’, que reunirá a algunos de los mejores escritores en lengua castellana. A sus 82 años, acaba de terminar un libro de relatos breves sobre el concepto del doble y la dualidad, que publicará el próximo año. Espera que León sepa aprovechar el congreso y otras iniciativas culturales para salir del letargo en el que lleva sumida la provincia tras cuarenta años de autonomía con Castilla.

El escritor y académico leonés José María Merino. CAMPILLO

El escritor y académico leonés José María Merino. CAMPILLO

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—¿La ficción es un espejo de la realidad?

—La realidad esta compuesta de ficción. Tenemos una idea de la realidad racionalizada, pero la ficción está profundamente en lo que somos. La ficción la llevamos puesta los seres humanos.

—Clara Sánchez, desde hace unos días compañera suya en la RAE, ha dicho que «la lectura está en franca decadencia». ¿Es así?

—Desgraciadamente, estas nuevas tecnologías que tienen tantas cosas interesantes, han hecho que se pierda la relación con la palabra; y eso es peligroso.

—Ken Follet probó a escribir una novela utilizando Inteligencia Artificial y dijo que el resultado era «una mierda». ¿Le asusta la inteligencia artificial?

—Ahora estoy escribiendo un libro cuentos y dentro hay algunos sobre Inteligencia Artificial. Lo que esta pasando me aterroriza, pero, a la larga, a lo mejor puede ser provechosa, no puedo juzgarlo.

—El objetivo del Festival Quimeras es reivindicar la literatura de calidad, ¿cree que, en general, no se lee buena literatura?

—En España ha habido muchos prejuicios hacia lo fantástico, que nacían del planteamiento religioso, porque lo fantástico compite un poco con lo sobrenatural; pero creo que lo fantástico es fundamental en el pensamiento simbólico del ser humano. Puede haber literatura fantástica buena o mala y realismo bueno o malo.

—Quimeras ofrece tomar un café con autores, talleres de escritura, cine de terror... ¿Necesita tanto envoltorio un congreso de literatura para ser atractivo?

—Eso depende de los organizadores. En estos aspectos de lo insólito no está mal introducir esos elementos. Todo lo que facilite la relación con el asunto, no está mal

—Sin lectores parece imposible que haya un pensamiento crítico. ¿Se avecinan malos tiempos?

—El sistema educativo y las familias son decisivos para determinar que los próximos humanos no pierdan su relación con la palabra escrita y la imaginación que se ha ido formando a lo largo de milenios. Si perdemos eso, igual retrocedemos como Homo Sapiens.

—Acaba de participar en un Congreso Internacional sobre Cervantes y hoy inaugura Quimeras. ¿Qué le aportan los congresos?

—Con la edad que tengo, estoy cansado, pero sobre los temas que tratan siempre aportan nuevas miradas o distintas miradas y siempre aprendes algo. En el de Cervantes oí cosas curiosas sobre sus posibles orígenes. 

—¿Que era leonés?

—También, sí. En el congreso dijeron que Miguel Esteban, un pueblo cercano a El Toboso, es el lugar de la Mancha de cuyo nombre (el suyo propio) no quiere Cervantes acordarse.

—El festival aspira a convertir a León en referente de la literatura. ¿No es una quimera?

—Puede ser una quimera, pero luchar por consolidar los elementos culturales de León es de las pocas cosas que todavía podemos defender. León está en una situación mala. Estos cuarenta años de autonomía compartida nos han oscurecido. León está en coma. Menos mal que el Camino de Santiago, que también lo montamos nosotros, sigue funcionando. Todo lo cultural que pueda aportar León es interesante.

—¿Cuál es el próximo libro que va a publicar?

—Uno de cuentos. Se titula Yo y yo, en breve. Hay cuentos canónicos, microcuentos.. sobre el doble y la doble personalidad, con un planteamiento distinto 

—¿Cuándo sale?

—No tengo fecha. Ya lo tiene mi agente literario. Quisiera que saliera el año que viene

—¿Qué le queda por contar?

—El narrador siempre cuenta lo mismo y de los mismos temas. Como soy mayor, veo las perspectivas del tempo de otra manera. Me gustaría profundizar en el tiempo, en cómo somos tiempo y de qué manera el tiempo puede ser fantástico, misterioso propicio.... Pero no sé si tendré tiempo.

—¿El lenguaje sigue siendo machista?

—Pienso que no;  además, mucho de lo que pensábamos que era lenguaje machista no lo era. Tengo cuentos de humor que habla de jirafas, ranas, truchas, nombres femeninos que han servido para hablar del masculino. El machismo esta aminorándose, como es lógico, y esperemos que siga así.

—¿No puede hacer algo la RAE para frenar la ‘plaga’ de anglicismos que nos invade?

—Tienen sentido palabras como fútbol o penalti, lo peor es que se sustituyan palabras que ya existan, porque se cargan esa palabra y todos los sinónimos. Pero si la gente utiliza una palabra, hay que admitirla y meterla en el diccionario. El lenguaje también es responsabilidad de los medios, del sistema educativo y de la familia. Asumimos anglicismos innecesarios. A mí, me fastidia y me parece una estupidez. 

—En un mundo tan extraño que ha vivido una pandemia ¿cualquier ficción no se queda corta?

—Lo que demuestra, como dice mi amigo el profesor Souto, que la realidad no necesita ser verosímil. La guerra Urcrania, los migrantes, el  follón entre palestinos e israelíes.... si lo escribes parece una novela igual es increíble.

—En alguna ocasión ha tocado personajes históricos. Usted que ha tocado tantos géneros,  ¿no le tienta la novela histórica?

—Me acaban de reeditar, con unas espléndidas ilustraciones de Gallego,  Las crónicas mestizas y estoy muy orgulloso. La primera parte la publiqué en 1983 y ya hablé del mestizaje. La nuestra fue la primera y única cultura que aprobó una ley de matrimonios mixtos. Cuenta la historia de la conquista. También he escrito sobre Sofonisba Anguissola y sobre Olivia Sabuco. Cuanto me ha interesado el tema, me he metido en la historia.

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