Diario de León

«Las bodas homosexuales ya se celebraban en la antigua Roma»

Los expertos que acuden en León al simposio «El amor en Plutarco» desvelan de qué manera actitudes que hoy creemos modernas ya se daban en la época clásica

Marcos Martínez y Germán Santana, ayer, durante el simposio «El amor en Plutarco»

Marcos Martínez y Germán Santana, ayer, durante el simposio «El amor en Plutarco»

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Cristina Fanjul - león
León

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Hoy finaliza el simposio de plutarquistas que organiza la Universidad de León y que ha reunido a un centenar de expertos en la obra del escritor de Queronea con la finalidad de presentar en el ámbito académico los resultados de sus últimas investigaciones acerca del autor de Vidas paralelas . Dos de los miembros de este selecto club, Marcos Martínez, catedrático de Filología griega de la Universidad Complutense, y Germán Santana Henríquez, profesor de la Universidad de Las Palmas, desvelaron ayer algunos de los aspectos menos conocidos de la vida sexual de la Grecia y la Roma clásicas. Los científicos destacan que Plutarco es un autor a caballo entre el siglo I y el siglo II, con lo que recoge toda la antigüedad anterior. «Es una enciclopedia que escribió de todo. Fue historiador, pedagogo, moralista y, sí, también escribió sobre el amor», destacaron ayer los expertos. Añaden que todo lo que el mundo contemporáneo nos muestra ya está en Plutarco, de ahí su vigencia y modernidad. La homosexualidad Marcos Martínez y Germán Santana ponen como ejemplo el matrimonio homosexual, que ya recoge el escritor griego. Los investigadores revelan que las prácticas homosexuales eran cotidianas entre los ciudadanos y los esclavos o extranjeros -nunca entre dos ciudadanos- y cómo la prohibición de sodomía en el ejército se levantó en época de Vitelio y Calígula. «Roma adopta los gustos helénicos. Dentro de estos usos sexuales hay que tener en cuenta que los romanos tomaban todos los días una píldora de opio puro en el vino, lo que explica por ejemplo que Calígula hiciera senador a su caballo», revelan. Famoso es el caso de Adriano, que se enamoró de un joven, Antinoo, al que construyó una ciudad (Antinópolis). El caso de Julio César era también tan notorio que Suetonio dijo de él que era la mejor mujer de los maridos y el mejor marido para las mujeres. La época clásica no desligaba, como en la actualidad, entre virilidad y homsexualidad. De hecho, uno de los batallones más bravos de la antigua Grecia era el Batallón sagrado de Tebas creado por el general Pármenes, que estaba integrado únicamente por parejas homosexuales. «Fueron un grupo invencible. Tenían mucho más valor porque luchaban por sus amantes», comentan. En este sentido, los profesores explican que la palabra virtud sólo se aplicaba a los hombres -no había mujeres virtuosas- y hacía referencia al valor. Y es que desde Homero, el héroe tenía en muchas ocasiones carácter homosexual, como demuestra el caso de Aquiles y Patroclo o Alejandro Magno. Muy curiosa es la anécdota de la palabra lesbiana, que en su origen no tenía relación con la homosexualidad femenina. En La Iliada aparece por primera vez el término «mujeres de Lesbos», y hace referencia a las féminas que mejor practicaban la felación. Según Martínez y Santana la desviación del significado se debió a la perversión que de este térmico hicieron los cristianos. Sin embargo, el vocablo que en la antigua Grecia se utilizaba para referirse a las lesbianas era tríbada, del griego tribo (frotar). Travestismo El travestismo también comenzó en la Gracia clásica. Hesiodo, en Los trabajos y los días , cuenta la historia de Tiresia, el único hombre que tuvo la oportunidad de practicar sexo como mujer y como varón y al que los dioses dejaron ciego por su afirmación de que, sin duda, las mujeres gozaban diez veces más que los hombres. También la pederastia tenía distintas connotaciones en la antigüedad. De hecho, en Roma era una práctica muy común reservada para los hombres en la etapa previa a su llegada a la pubertad. «Se trataba de una labor educativa en la que un adulto iniciaba al niño en la práctica sexual hasta que se consideraba que había asumido su madurez», destaca. No ocurría igual con las niñas, que por lo general, eran enviadas con el mismo fin a academias y círculos sáficos. El amor heterosexual tampoco era como en la actualidad. Un ciudadano griego tenía por lo general tres mujeres: la oficial, con la que tenía hijos, la que llevaba a los banquetes -reuniones dedicadas principalmente a la bebida- y que se denominaban pallakés (especie de concubina), y las hetairas (prostitutas). Tampoco la zoofilia tenía la misma consideración que tuvo tras la llegada del cristianismo. De hecho, en la prehistoria ya aparecían pinturas de bulbas asociadas a falos de animales con cuernos. En Grecia, estas imágenes se hicieron más numerosas -mito de Lesbos o el del Rapto de Europa-. Cabe destacar que el término taurus significa por igual el falo y la vagina, refiriendo de esta manera la unión de la sexualidad humana y la animal. El simposio ofrece hoy un espectáculo de danzas griegas a cargo del grupo Hélade. Asimismo, el sábado los congresistas continuarán sus reuniones en Astorga, donde se leerán las cinco últimas comunicaciones. Lugar: Teatro el Albéitar. Avenida Facultad, 25. Hora: 21.00. Entrada: libre y gratuita hasta completar el aforo.

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