Diario de León

EL ESTADO DEL PATRIMONIO

Monumentos de saldo

Edificios históricos están a la venta al mismo precio que un piso corriente

Uno de los salones de la espléndida casa neomudéjar de la calle San Agustín

Uno de los salones de la espléndida casa neomudéjar de la calle San Agustín

León

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Nunca fue tan barato comprar un monumento. La crisis puso en el mercado decenas de edificios históricos de la provincia, muchos de los cuales, cuatro años después, siguen en venta. Solo que ahora cuestan un 40 o un 50 por ciento menos y el precio final, incluso, es negociable a la baja.

Algunos propietarios se vieron obligados a desprenderse de un patrimonio familiar cuyo mantenimiento suponía una rémora cuando tenían que hacer frente a otras prioridades, como pagar la hipoteca de la vivienda en la que residen. Fue así como las inmobiliarias pasaron de anunciar pisos y garajes a palacios, castillos, monasterios o molinos. Según algunas agencias, si esta ‘bolsa’ de edificios singulares prácticamente está estancada desde 2010 es porque quienes podían adquirirlos tampoco se han arriesgado a invertir en inmuebles que exigen, en la mayoría de los casos, una gran rehabilitación.

Darío Villanueva, responsable de la inmobiliaria León de Pueblo, cree que es cuestión de tiempo. «La mayoría de inmuebles singulares se acaban vendiendo, precisamente, por ser diferentes», dice. Su agencia consiguió ‘colocar’ el año pasado el convento de Otero de las Dueñas y la casona hidalga de Canales; y esta misma semana, la casa rectoral de Pontedo. Por el contrario, la casa natal del Padre Isla, situada en la localidad de Vidanes, pese a que inicialmente tenía un precio de 95.000 euros y ahora de tan sólo de 35.000, lleva más de tres años a la espera de comprador.

Igualmente, la conocida como Casona de Trobajo del Camino, declarada BIC por el Ayuntamiento de San Andrés, está en venta desde hace cinco años. El hecho de que el inmueble sea propiedad de varios herederos, según Villanueva, «abre un amplio margen de negociación».

La última mansión

La espléndida ‘casa neomudéjar’ de la calle San Agustín, esquina con Alcázar de Toledo, que la agencia R3 sacó al mercado en 2009 por seis millones de euros, cuesta hoy cuatro. En realidad, son dos edificios; el número 11, que data del año 1911 (y hace esquina con la calle San Agustín); y el número 13, construido en 1917, obra de los arquitectos Manuel de Cárdenas y Arsenio Alonso, declarados Bien de Interés Cultural (BIC) con categoría de monumento. Fue la primera casa de León en tener calefacción, ya que el primer dueño, Victorino González —cuyas iniciales permanecen en las vidrieras emplomadas de algunas estancias— era un próspero empresario minero. El mobiliario, la escalera, los radiadores, los lavabos, los suelos, los artesonados, la ebanistería... es como adentrarse en un «túnel del tiempo». Una postal de principios del siglo pasado. El último ejemplar de «hotel unifamiliar» de los que existieron en esta misma calle.

La inmobiliaria Aldeas Abandonadas ofrece ‘como ganga’ un palacio de León del siglo XVII, rebajado en 250.000 euros —su precio actual es de 1.750.000—.Aunque el anuncio trata de preservar la identidad de esta «casona noble de lujo de 945 metros cuadrados situada en el corazón del casco antiguo», las fotografías delatan que se trata del Palacio de Jabalquinto. La misma web publicita un «conjunto rural con varias edificaciones y museo, en Las Médulas, por 350.000 euros». Esta inmobiliaria anima a «visitar el lugar para poder apreciar su belleza».

Igualmente, Aldeas Abandonadas entrega las llaves de «un antiguo monasterio del siglo XVII en el Bierzo, con capilla, 20 hectáreas y explotación agrícola», por 750.000 euros. Las fotografías revelan que se trata de un edificio señorial ubicado en San Esteban de Valdueza, con bodega, capilla, mirador y corredores. Este conjunto, que hace siglos perteneció a los dominios del monasterio de Peñalba de Santiago, está rodeado de castaños y viñedos.

Muchos propietarios de casonas nobiliarias y edificaciones singulares que se han resistido durante décadas a venderlas, se han visto forzados por las circunstancias económicas a desprenderse de ellas a precios impensables hace años. Edificios históricos que acaban ‘tasados’ como un piso corriente en la ciudad.

Villanueva tiene un enfoque positivo de la crisis: «Es una oportunidad única de adquirir inmuebles históricos que en cualquier otra época habrían sido inalcanzables».

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