Diario de León

PATRIMONIO

El verraco que huyó de Salamanca a León

Medio siglo llevan los de la localidad charra de Barquilla buscando la escultura prehistórica que un ingeniero les compró cierto día por mil pesetas: está en la casona de los Azcárate, en Villimer, y tendrá alrededor de 2.500 años de antigüedad

Vista del formidable verraco vetón que custodia la casona de Villimer. Todo indica que es el que fue vendido en Barquilla

Vista del formidable verraco vetón que custodia la casona de Villimer. Todo indica que es el que fue vendido en Barquilla

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León

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e. gancedo | león

La ‘batida’ duraba ya varias décadas. Una cacería o rastreo cuya presa no era un jabalí vivo sino un verraco de piedra, de esos tan característicos de las provincias de Salamanca, Ávila, Cáceres y Toledo, el país del antiguo pueblo vetón. Figuras prehistóricas de gran tamaño y cuya función exacta —¿hitos territoriales, ídolos religiosos, exvotos, una mezcla de todas esas cosas?— siguen discutiendo los especialistas. En todo caso calculan su antigüedad en aproximadamente 2.500 años. Y uno de ellos llevaba todo ese tiempo enclavado en lo que con el tiempo acabarían llamando Barquilla, pueblo charro de la comarca del Campo de Argañán.

Desde que desapareció en la década de los cincuenta, vecinos e investigadores de la zona se han preguntado por su ubicación, un afán que se movía entre la curiosidad científica y la nostalgia popular. Especialmente activo en este sentido ha sido Juan Javier Sevillano, natural de Villar de Argañán, ingeniero, creador de una web con datos comarcales e investigador de diversos aspectos de la historia salmatina. Desde su página javiersevillano.es lleva varios años lanzando un llamamiento con el propósito de conocer el paradero exacto de la histórica pieza. Y aportaba datos que contribuyen a conocer mejor la historia de este mítico animal.

«El verraco de Barquilla estuvo expuesto durante muchos años junto a la pared de las casas de los vecinos Ángel García Muñoz y Ambrosio Muñoz —anota—, justo frente al límite de ambas propiedades, y durante bastantes años dio nombre como ‘calle del Verraco’ a la que luego se conoció como calle del Somatén. Había sido descubierto en una pared medianera interior cuando se realizaban obras de derribo y los propietarios acordaron ponerlo en la calle donde pudiera ser contemplado por todos».

Según sus pesquisas, entre 1953 y 1954 el verraco fue vendido al precio de 1.000 pesetas «a un alto cargo de la empresa que entonces se llamaba Entrecanales y Távora, y que en aquel momento estaba construyendo la estación del tren de Fuentes de Oñoro». Un dato puramente oral pero que casa bien con las imágenes que ilustran este artículo, y que muestran a una formidable criatura pétrea custodiando la casona que los Azcárate-Entrecanales —célebre saga de ingenieros, intelectuales y mecenas de arte con sólida raíz leonesa— mantienen en el pueblo de Villimer, a 20 kilómetros de León capital.

Las piezas encajan y Juan Javier Sevillano, a la vista de la imagen ahora divulgada, respira satisfecho al vislumbrar el fin de la ‘batida’. ¿Y ahora? «Entendemos que en aquel momento la venta fue legal, aunque por supuesto de haberse producido hoy en día no lo sería, y por tanto puede que no tenga ningún sentido reclamarlo —reflexiona—. Eso sí, quizá desde el ayuntamiento se pueda organizar algo como una visita para ir a conocerlo, ya que los vecinos de este pueblo le tenían mucho cariño, por ejemplo mis tías, que hoy tienen 75 y 90 años, me contaban que de niñas siempre estaban subiéndose al animal. Pero eso sí, siempre contando con el conocimiento y beneplácito de los propietarios de la casona, por supuesto».

Verracos similares al ‘huído’ a León, por ejemplo los dos del pueblo de Gallegos, se encuentran en sendos museos, uno de la capital charra y otro de Ciudad Rodrigo por su gran relevancia arqueológica. Por cierto que la escultura de Barquilla fue estudiada por el leonés Padre Morán: en su relación de verracos de Salamanca lo recoge con el número once, y el historiador Maluquer de Motes escribió: «En las inmediaciones del pueblo apareció la escultura de un verraco de granito que fue trasladada a una de las calles del pueblo, donde se conserva».

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