Diario de León

El Madrid aparca la euforia

El conjunto de Ancelotti olvida la celebración de su 35ª Liga y ya prepara el duelo de Liga de Campeones ante el City Alaba será duda hasta última hora

El Real Madrid ya trabaja para preparar el partido de este miércoles ante el City de Guardiola. EFE

El Real Madrid ya trabaja para preparar el partido de este miércoles ante el City de Guardiola. EFE

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A lo largo de toda la semana previa al partido entre el Real Madrid y el Espanyol, que acabó por suponer, tal y como se preveía, el alirón liguero para el conjunto de Chamartín, se especuló con la posibilidad de que Carlo Ancelotti y el club renunciasen a una celebración al uso.

Un festejo por todo lo alto podría conllevar un desgaste innecesario con la mente puesta en el partido de vuelta de semifinales de la Liga de Campeones ante el Manchester City, el miércoles en el Santiago Bernabéu, pero también es verdad que después del título de Liga de 2020, empañado por la situación derivada de la pandemia de la covid-19, la realidad actual, mucho más amable, invitaba a no negar a la plantilla y su hinchada esa anhelada explosión de alegría conjunta.

Carletto, un maestro en el trato personal sobrado de mano izquierda para gestionar un vestuario repleto de egos, tuvo claro desde el primer momento que la temprana hora del partido y el margen de cuatro días respecto al encuentro frente a los pupilos de Guardiola permitían una visita multitudinaria a Cibeles, esa diosa que los integrantes de la plantilla que han llegado en los últimos cuatro años solo conocían por referencias, en fotos o vídeos del pasado.

«Si somos capaces de ganar el partido y la Liga lo vamos a celebrar porque además eso nos va a ayudar para el partido de vuelta contra el City», aseguró Ancelotti tras el emocionante partido disputado en el Etihad. «Ganar un título con el Madrid es muy especial, como el ambiente del Bernabéu. La celebración es algo bueno en el aspecto mental. Esta noche celebraremos lo que podamos todos juntos y ya mañana entrenamos», añadió consumado el alirón en Chamartín.

Dicho y hecho. El baño de masas fue total. Trayecto en autobús descapotable desde el Bernabéu a Cibeles, acompañado por la multitud que previamente había acudido al estadio; tributo a la diosa con cánticos; bufanda y bandera al cuello de la estatua de manos del capitán, Marcelo; y finalmente, regresó al coliseo de La Castellana ya a mayor velocidad, antes de la cena de equipo en Valdebebas. Discreto fin de fiesta ya de puertas hacia dentro, en la intimidad de la plantilla, el cuerpo técnico y sus familiares. Celebración sí, pero excesos los justos antes del enésimo reto en la vieja Copa de Europa.

Vuelta al trabajo «Sí se puede», escucharon en repetidas ocasiones los campeones de Liga. Y es que aunque era un festejo por el campeonato liguero, todos miraban de reojo a esa Champions por la que suspira el madridismo como no hace en ninguna otra competición. Hasta los propios futbolistas seguían el grito de la hinchada, enfervorecidos y convencidos de la mística del Bernabéu en el Viejo Continente tras una edición de la Champions plagada de hazañas blancas prácticamente inexplicables al amparo de su público.

Toda una inyección de energía anímica, una excepción puntual porque ayer mismo, en el día de los trabajadores, los jugadores del campeón de Liga sudaban la gota gorda bajo el sol de una radiante jornada primaveral y sobre el cuidado césped de los campos de entrenamiento de Valdebebas. Toca recuperar a David Alaba, un pilar todavía entre algodones, y llegar al 100% a la hora de la verdad en la Liga de Campeones, el torneo que obsesiona al Madrid y en el que se encuentra a solo un paso de la final de París.

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