Diario de León

Fútbol | Liga de Campeones

Noche épica para un Madrid excelso

Real Madrid 3 Manchester City 1. El equipo merengue lo vuelve a hacer cuando todo parecía perdido y se mete en la gran final de París a lomos de Rodrygo y Benzema

Los jugadores del Real Madrid, abrazados celebrando el pase  a la final de la Champions     tras superar el duro escollo  del Manchester City en el Santiago Bernabéu. RODRIGO JIMÉNEZ

Los jugadores del Real Madrid, abrazados celebrando el pase a la final de la Champions tras superar el duro escollo del Manchester City en el Santiago Bernabéu. RODRIGO JIMÉNEZ

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Cuando Pep Guardiola tumbaba la épica madridista con una superioridad incontestable. En un duelo que sintió sentenciado el Manchester City con el tanto de Mahrez, el Real Madrid de los imposibles protagonizó una nueva remontada para la historia, con un doblete en un minuto del tiempo añadido de Rodrygo y el tanto de penalti de Karim Benzema en la prórroga (3-1), para acceder a la final de París tras la última noche mágica de una ‘Champions’ inolvidable para el Santiago Bernabéu.

No es solo épica. Es corazón, es fe en sus posibilidades hasta el último suspiro. Es fútbol. Es la herencia de un gen único, un adn especial que se transmite de generación en generación. Sin Casemiro, Kroos ni Modric ya en el campo. Con un puñado de jóvenes sin miedos y a los que no pesa el escudo, el Real Madrid impuso su historia cuando lo tenía todo perdido. El único equipo del mundo capaz de repetir remontada en cada eliminatoria hasta la final. Realizando un nuevo giro de tuerca con dos tantos en el tiempo añadido cuando parecía sentenciado.

En una ‘Champions’ en la que se asomó en varias ocasiones al abismo, Ancelotti sintió que un tanto del City era la sentencia definitiva. En el intercambio de golpes, en la locura del Etihad, nunca vio a su equipo superior. Y se protegió de inicio. Pese a jugar en un Bernabéu encendido como nunca, su plan fue Fede Valverde para llegar con vida al momento decisivo de la eliminatoria, el último ‘cuarto’. Si cada eliminatoria europea se divide en cuatro partes, solo hay un equipo del mundo que le sirva ganar una y ser superado en las tres restantes. Se pudo ver ante el PSG, cuando media hora sirvió para añadir una nueva remontada a la larga lista que da forma a la leyenda. Y ese fue el plan de ‘Carletto’, que plantó un bloque bajo y un excesivo respeto a un City con una identidad definida, con ese inconfundible ‘sello Guardiola’ que tan bien conoce el Bernabéu.

Benzema, con su gol de penalti, puso la guinda a la clasificación del Real Madrid al anotar el definitivo 3-1. JUANJO MARTÍN

Benzema, con su gol de penalti, puso la guinda a la clasificación del Real Madrid al anotar el definitivo 3-1. JUANJO MARTÍN

Representa Pep un estilo que suele dañar al Real Madrid y que ha logrado inculcar en un equipo inglés. Lo vivió como futbolista en el Barcelona y lo sembró como técnico en una época difícil de igualar. Desde ahí su reto es ganar la ‘Champions’ con otro club y una vez más se quedó en el camino. Su City siempre quiso el balón, jugó al ritmo de Bernardo Silva, con dos extremos abiertos para generar espacios a un equipo que corre tras la pelota, con De Bruyne apareciendo al espacio, haciendo sufrir a la espalda de Kroos, y Gabriel Jesus listo para engancharla en cualquier momento. También quiso dominar el ‘otro fútbol’, como ya demostró en el Metropolitano, con sus pérdidas de tiempo para frenar el ímpetu madridista.

A eso quedó reducido el equipo de Ancelotti en el primer acto.

En un visto y no visto
Rodrygo en los últimos minutos de la segunda parte y Benzema en el inicio de la prórroga obraron otra gesta

Asfixiado en la presión ordenada del City. Con cuatro medios pero ninguno para construir. Atrapados en una tela de araña que provocó las continuas pérdidas de los defensas en fase de salida. Solo la velocidad, asociada a la calidad en el regate, de Vinícius. Sin Benzema en contacto con el balón, el Real Madrid es menos Real Madrid. Aún así, en la Liga de Campeones de su carrera, enganchó dos centros el francés como canto a la esperanza. Ninguno a portería.

Ancelotti junto a su hijo celebraron la clasificación. BALLESTEROS

Ancelotti junto a su hijo celebraron la clasificación. BALLESTEROS

Entonado Courtois cuando tras la salida en tromba madridista, el City le metió anestesia al partido hasta que se adueñó de él, forzó al Real Madrid a encerrarse juntando líneas y amenazó con un disparo centrado de De Bruyne, Gabriel Jesus se topó con la inspiración abajo del portero belga y rozó la escuadra en otro disparo repleto de intención.

Para derrotar a ese estilo Guardiola no basta con corazón, que le sobra al Real Madrid, se le debe añadir un fútbol de calidad aderezado con acierto en la definición. Y de eso, que exhibió en el Etihad, careció el equipo de Ancelotti hasta el último suspiro de una segunda parte en la que protagonizó el cambio de identidad esperado.

Un gen especial
Cuando peor lo tenían los blancos sacaron a relucir su ADN para darle la vuelta a la semifinal

Había llegado el momento marcado en el plan. Salió del vestuario a morder y en 15 segundos dispuso de la ocasión que marcaría el partido. Carvajal encontró espacio por primera vez por el despiste de Cancelo, al centro no llegó Karim y en el segundo palo, solo, con todo para marcar, Vinícius se reencontró con la imagen de su pasado. Golpeó desequilibrado el balón en vez de simplemente colocar la bota para mandar el balón a la red, con Ederson vencido sin posibilidad de llegar.

Son los contrastes de ‘Vini’, tan valiente para pedir en la siguiente acción el balón y marcharse de todos, con una capacidad única de borrar el error de su cabeza. Le sirvió el gol a Modric con un pase atrás tras atraer a todos los rivales, pero el croata también perdonó tras un mal control. No había acierto pero el panorama ya había cambiado. El City mascaba el miedo. Había despertado la fiera.

El Bernabéu volvió a vivir otra noche mágica en la Champions. JIMÉNEZ

El Bernabéu volvió a vivir otra noche mágica en la Champions. JIMÉNEZ

Era el momento de manejar todos los registros, poner freno a las estampidas blancas con pérdidas de tiempo que fueron enfriando el duelo. Fue cuando Ancelotti recurrió a su plan b, como tenía planificado, con la entrada de Rodrygo, mostrando personalidad para sentar a Kroos tras su enfado. El salvador ante el Chelsea, en racha goleadora, dejaría un momento imborrable para el resto de su carrera.

Antes, el Real Madrid se tambaleó con el paso al 4-3-3 que le costaba un tanto que parecía decisivo. Bernardo Silva cerraba su lección de clase conduciendo, dividiendo la defensa rival y asistiendo a Mahrez. Al palo del portero, con Courtois venciéndose antes de tiempo, colocó en la escuadra su disparo. Un puñal que habría herido de muerte a cualquier equipo menos a uno que jamás se le puede dar por sentenciado.

Cuando parecía que no había espacio para el milagro. Cuando el City se sintió en la final inglesa de París. Cuando parecía que no le afectaba el factor ambiental como al PSG y al Chelsea, un Real Madrid sin sus tres intocables del centro del campo, sustituidos, exhibió orgullo hasta el final y levantó la eliminatoria en el tiempo añadido.

Seguía con vida gracias a Mendy, que salvó bajo línea de gol el tanto de Grealish, que hasta perdonó otra clara a un Real Madrid que parecía roto. Solo cogía fuerzas para su último intento. En un minuto mágico Rodrygo lanzó dos zarpazos para la historia.

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