Diario de León

Baloncesto

Smith, de anotar 37 puntos a Jordan a brillar en León

El escolta al que recuerda ‘Air’ en su documental lució su clase en el Palacio

León

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Labraford Corvey Smith siempre llevará en su equipaje, el que le proporcionó su transitar en el baloncesto profesional, una fotografía de Michael Jordan. Muy a su pesar y siempre con un protagonismo del que ha querido huir, el de haber sacado el instinto asesino en forma de canastas de ‘Air’ tras un partido que ha vuelto al primer plano tras la aparición del documental ‘The Last Dance’ (El Último Baile) que resume la biografía de uno de los mejores jugadores de baloncesto de todos los tiempos.

Y en ella aparece un jugador que también dejo destellos de su clase en León, una ciudad que lo acogió, aunque solo fuera por un año, tras su paso de tres campaña por la NBA entre los Washington Bullets y los Sacramento Kings (a este llegaba con la Liga ya comenzada). Escolta fino y destacado anotador su altura de 1,93 no le impidió brillar en los Capitols, la Universidad de Louisville en la que su aportación, especialmente en su cuarto año, le valí para ser elegido en el puesto 19 del draft por los Bullets en el año 1991. Poco se iba a esperar esta jugador que apenas dos temporadas después iba a protagonizar una de as anécdotas más recordadas por Jordan en su faceta de ‘caníbal’ de números y éxitos. Precisamente en un 19 de marzo de 1994 cuando los Bulls de Chicago liderados por Jordan se enfrentaban a los Washington de Labraford. Bien es cierto que escolta de Bay City, a pesar de su buena mano, no se estaba caracterizando por números muy elevados en cuanto a anotación. Pero aquella noche en la capital norteamericana se iba a salir. Nada menos que 37 puntos en la cara de Air. No bastaron para que los Bullets se llevaran el gato al agua pero sí para obligar a Jordan a salir con gesto contrariado. Incluso, como más tarde iba a reconocer el seis veces campeón de la NBA a ‘inventarse’ la frase en boca de Smith «Buen partido, Mike» que apenas 24 horas después de motivó de tal manera que en apenas 20 minutos ya había llevado a Jordan a los 36 puntos. «Le dije -llegó a comentar- que si él había anotado 37 en 40 minutos yo iba a hacerlo en 20». Y casi lo consigue. Se quedó sólo en uno menos. Fue la última vez que ambos se cruzaron en el camino, en este caso en una pista, ya que Air Jordan decidía pasarse al beisbol antes de volver a la NBA y Labraford recalaba en los Sacramento y posteriormente en la CBA antes de dar el salto a Europa de la mano del León Caja España con el que iba a brillar, aunque sólo fuera un año, junto a los Yebra, Ferrer, Lasa, Toñín Llorente y McNealy con Aranzana como entrenador. Y en la mejor liga del Viejo Continente, la ACB.

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