Diario de León

Casado y Ayuso no rebajan la tensión y acuden por separado a la protesta

El líder del PP acelera su agenda en León y acude acompañado por el alcalde de Madrid

Isabel Díaz Ayuso saluda a un guardia civil durante la manifestación en Madrid. JJ GUILLÉN

Isabel Díaz Ayuso saluda a un guardia civil durante la manifestación en Madrid. JJ GUILLÉN

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«No están jugando al ratón ni al gato», como aseguró el portavoz nacional del PP y alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, pero lo parece. Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso arroparon ayer a los colectivos policiales en su protesta contra la anunciada reforma de la ‘ley mordaza’ por separado, en tiempos distintos y sin coincidir.

Las pistas que tanto los protagonistas como sus equipos habían dado el día anterior ya hacían sospechar que la esperada foto entre ambos dirigentes tendría que esperar. Y el guión se cumplió al milímetro. El líder de los populares aceleró su agenda en León, donde había reunido a los presidentes provinciales del partido, para llegar a tiempo a la marcha. Casado alteró el orden del día del encuentro e intervino en primer lugar, antes incluso que el anfitrión Alfonso Fernández Mañueco, para poder estar de vuelta en Madrid a mediodía.

En torno a la una y media, el jefe de la oposición hacía su entrada en la plaza de Colón, ya en el final de la manifestación, acompañado por Martínez-Almeida, el vicesecretario de Comunicación, Pablo Montesinos, y varios miembros del PP de Madrid, entre ellos Pío García-Escudero, responsables de la gestora que controla la formación regional. Dos horas antes lo había hecho Díaz Ayuso, que no acompañó la marcha, según dijo, por el carácter institucional de su cargo de presidenta de la Comunidad de Madrid. «Creo que es mejor así», aseguró ante los periodistas.

Casado negó ayer estar evitando a Díaz Ayuso, con la que no coincide en público desde el pasado 19 de octubre, y atribuyó a un problema de agendas que no se hayan encontrado desde entonces.

«Cada uno —justificó— llega a lo que puede». Pero su distanciamiento personal, que la propia presidenta regional ha confirmado, es la mejor muestra de la profundidad de la crisis abierta dentro del PP por el control de la organización en Madrid.

Díaz Ayuso se mira en el espejo de los demás barones territoriales y reclama asumir el timón cuanto antes. Pero Casado no está dispuesto a ceder el control órganico ante la madrileña, con un peso en la vida política nacional superior al de la mayoría de los dirigentes del PP y que podría moverle en un futuro el sillón.

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